La parca en el pacifico, la muerte del buzo” Toro”
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MI trabajo como Jefe de la unidad de Logística de una empresa dedicada a los productos del mar, al igual poseedora de una de las flotas atuneras más grande de Venezuela, puedo dar testimonio de acontecimientos simplemente increíbles, cada uno de ellos con su esencia propia. Pero hay una realidad inobjetable en faenas de pesca de Atún, esta son las muertes en alta mar. Nunca se sabe que pudiera pasar en una faena de pesca; es una realidad con la que tienen que liderar los marinos que se dedican a este tipo de labores.
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Me he dedicado por más 16 años a las descargas de estas moto naves. Son muchos los acontecimientos y anécdotas a los que he logrado tener acceso. Hoy les narrare la muerte en faena de pesca en el pacifico, del buzo a quien todos por cariño conocíamos como “El Toro”. Su figura robusta y definida fue la razón por la cual lo apodan de esa forma.
Cuando alguien muere siempre lo definimos como buena persona y lo mejor entre muchos, aunque la realidad fuera otra. Pero en el caso del Toro, doy fe del excelente ser humano que fue este señor de 49 años de edad. Las veces que venía al país para descargas, con su característico y pintoresco sombrero negro terciopelado que definía su identidad.
Este le obsequiaba a sus amigos y familiares diferentes especies de pescado para el disfrute de todos ellos. En las descargas foráneas, adquiría recuerdos para sus amigos, gorras alusivas a los países donde la embarcación atracaba para descarga. En lo particular conservo alguna de ellas, obsequios del ¨Toro¨. Sus compañeros de muchos años de trabajo lo definían como un señor de respeto y dispuesto siempre a tender una mano amiga.
Es momento de relatarles lo ocurrido ese fatídico día. La embarcación ya en faena de pesca tenía asegurado en los tanques,750 ton aproximadamente de atún de gran talla, en su mayoría + 20 y+ 40 YF, es decir atún aleta amarilla. El Pesca diviso una mancha, como de unas 400 toneladas aproximadamente, giro las instrucciones, el helicóptero surco los cielos para verificar el hecho, efectivamente tenían algo, el equipo de trabajo se puso en marcha, el barco largo la red, la panga comenzó su trabajo, 6 lanchas fueron largadas para mantener el pescado cerca. La red cerró y la pesca estaba asegurada.
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En definitiva pronto regresarían a casa, los marinos comentaban en su dialecto cotidiano. “Con esta, largamos dos más y para tierra, pronto para casa”. En el proceso se divisaron en el interior de la red varios Polpos, es una especie de delfín. Estos poseen protección internacional, su captura es sinónimo de sanciones y multas a las embarcaciones que por alguna u otra razón den muerte a un delfín, es totalmente prohibido. Todo parecía normal hasta ese momento. Los buzos debían entrar en las redes y sacar a los delfines, habría que devolverles su libertad. Allí entró en acción nuestro amigo “El Toro”.
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Preparado con su equipo se dispuso al rescate de los polpos, sumergido en las aguas frías, en el interior de la red, nuestro amigo basado en su esfuerzo luego en un arduo trabajo darle libertad a los delfines, realizò lo pertinente al cargo y terminado subió a la superficie, se dispuso abordar la embarcación.
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Una vez en esta Sintió un dolor fuerte en su brazo izquierdo y mandíbula. Mientras estuvo faena, no manifestó al resto de sus compañeros tales síntomas.
En comportamiento totalmente anormal, se sentó en una esquina de la cubierta. El jefe de maquinas se le acerco y en interrogante modo logro saber lo que acontecía. El Toro se desvanecía mientras le manifestaba su sintomatología. El personal de máquina de manera inmediata pidió ayuda para trasladarlo al interior de la embarcación. Pero ya era tarde, su corazón había dejado de latir; se le practico los primeros auxilios pertinentes al caso, pero nada se podía hacer por nuestro amigo. Entre el dolor y el llanto de sus compañeros Fue colocado en una bolsa y puesto en la gamuza del barco, un congelador, para así preservar su cuerpo y ser devuelto a sus familiares. Supimos en tierra que hubo una baja, pero por razones de seguridad no se transmite en conocimiento de quien se trataba.
Murió el Toro, ejemplar ser humano y compañero de labores. Humanitario y consecuente amigo, Aun recuerdo como su cuerpo era trasladado a las afuera de la embarcación.
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Las autoridades lo retiraron, posteriormente realizaron los análisis y autopsia pertinente. Su cuerpo fue entregado a sus Familiares. Aun podemos verlo en nuestros recuerdos caminar por el muelle con su sombrero, acompañado por descargadores que le conducían su equipaje y pacotilla hasta el vehículo que acostumbraba llevarlo a casa.
En memoria de nuestro Amigo “El Toro”.
Interesante historia, lástima terminara en un fatídico final para Toro.