"Este dolor me esta consumiendo", Me dijo un amigo, de 48 años, cuando hablamos del reciente fallecimiento de su madre. Atrás había quedado su buen humor, su sonrisa franca y la disposición para colaborar que lo distinguía. El dolor le había hecho perder optimismo, e incluso la pasión por su trabajo como profesor universitario, donde lo conocí años antes. Al abrazarlo pude sentir la tristeza. Me hablo mucho de su madre,de lo importante que había sido tenerla cerca en los últimos meses, en que convivió con su esposa y sus tres hijos, y no creía que nada pudiera llenar el vació que había dejado con su partida. Afrontar la muerte, le dije, es uno de los mayores desafió de los seres humanos, pues no solo nos obliga a aceptar lo inevitable, sino a encarar nuestro propio miedo, que es el mas agobiante de todos. Recordé lo que aprendí de Paloma Cabadas, investigadora española, autora del libro La muerte lucida. A menudo, me dijo, nuestro dolor es egoísta. Para aliviarlo, debemos reflexionar, pensar un poco mas en la persona que se fue y como podemos ayudarla. Demostrarle lo mucho que la seguimos amando, cuando mas grande es nuestro dolor, menos ayudamos a quien acaba de partir a estar en paz. Coincido con paloma en que una de las mayores dificultades del ser humano es poder concebir que seamos algo mas que un cuerpo, y que la vida tal vez continúe en plano que transciende la materia y nuestros cinco sentidos. Pero, ¿como superar el dolor y recuperar el contacto con la vida? Esto fue lo que le aconseje: Permitiremos la tristeza--Para sobreponernos al dolor necesitamos llorar, hacer un espacio a la tristeza para poder dejarla atrás. Si la contenemos, en cualquier momento aflojara con mas fuerza. Hay una tristeza saludable que nos alivia y nos libera,que necesitamos sentir para poder restaurar nuestro interior.
RECORDAR LO AGRADABLE. Evocar los momentos gratos que vivimos con la persona que murió, y sus cualidades reduce la nostalgia y disipa poco a poco el dolor. La mente es una gran aliada en esos momentos, pero también una enigma silenciosa, ya que puede hacernos mantenernos vivo el dolor en de llevarnos a la aceptación pensando en lo bueno.
RECONOCER EL REGALO QUE NOS DEJAN. Cuando un ser querido se nos va nos deja un gran regalo para ayudarnos a vivir mejor, por ejemplo, nos hará descubrir nuevas maneras de usar la libertad, a ser mas autosuficientes y a revalorar la vida y a la gente.
CONECTARNOS CON LOS SUEÑOS. Paloma dice que, cuando soñamos con la persona que murió, establecemos con ella un contacto etéreo, pero no ilusorio. Si al soñarla nos trasmite una sensación de armonía, creemos que se encuentra en paz donde esta. De lo contrario, podemos ayudarla a alcanzar la paz visualizándola como si estuviera frente a nosotros y hablándole con la mente clara y el corazón abierto. Así podemos cerrar cualquier pendiente con ella o decirle lo que no pudimos cuando vivía.
LA MUERTE DE UN SER QUERIDO. Siempre nos lleva a formularnos preguntas acerca del mas allá, la trascendencia de la vida y la idea de eternidad. por lo tanto, el periodo de duelo nos da la oportunidad de reflexionar en un tema que,al menos en occidente, la educación no suele tratar. De esta manera, al meditar sobre la muerte, nuestro temor se disipa y podemos darle a nuestra vida un sentido mas profundo. Como dice Paloma, "perder el miedo a la muerte es también perder el miedo a vivir.
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