Hermana @fatimajunio
La Biblia nos enseña que el matrimonio es para siempre, y que la única excepción para el divorcio es el adulterio.
De la costilla que le había quitado al hombre, Dios el SEÑOR hizo una mujer y se la presentó al hombre, el cual exclamó: «Ésta sí es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Se llamará “mujer” porque del hombre fue sacada». Por eso el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su mujer, y los dos se funden en un solo ser (2:22-24).
La “fornicación” hace referencia al adulterio. El adulterio es una relación con alguien que a los ojos de Dios no es su cónyuge.
¿Cuál es la condición de aquellos que vienen al cristianismo con una segunda relación matrimonial que no cumple la excepción de Mateo 19? ¿Santifica su bautismo a tal relación?
Sin duda, el bautismo limpia a la persona del pecado del adulterio (Hechos 22:16; 1 Corintios 6:9-11). Pero si la persona se ha divorciado por alguna razón ajena al adulterio, el bautismo no santifica su relación adúltera continua; tampoco hace que la persona sea elegible para un nuevo matrimonio.