GRAYER: La magia de un planeta perdido. Capítulo 1.

in #spanish7 years ago

PREFACIO

Grayer nació en 2015 durante unos momentos realmente importante, esos días algunas palabras comenzaron a aparecer y fluir como un río, ellas crearon un planeta perdido en la galaxia, pero con un ambiente muy peculiar. Grayer se convirtió en un lugar para guardar esos sentimientos, también es un lugar en mi mente, uno alegre, estas palabras también están dedicadas a aquellos que realmente aman ser parte de los cambios positivos y no pueden olvidar su propia luz.

GRAYER 

Desde que Onka el jefe supremo del planeta Grayer llegó a ese lugar, se volvió un lugar gris, silencioso, ordenado y sin vida. Los habitantes poco a poco se volvieron una especie de seres que siguen patrones, trabajan, duermen, comen y trabajan nuevamente, pues en sus mentes no había ni una chispa de diversión y felicidad. Las calles de Grayer son muy tranquilas, nadie hace ruido, todos se limitan a realizar su trabajo  con mucha cautela, perfección y sin creatividad.  

Onka es una hormiga con poderes telepáticos, se adueñó de Grayer bajo manipulación y mentiras, una de las cosas que le encantó de ese planeta fue que no tenían libros pues está perdido en la galaxia y los grayerianos tienen poco contacto con otras civilizaciones, el mismo Onka llegó a Grayer por error luego de perderse y quedarse sin casi nada de combustible en su nave espacial. Empezó Onka a colarse en la mente de los grayerianos bajo engaños, diciéndoles que él sabía cómo llevarlos a realizar grandes prodigios y conocer nuevos mundos. Sus poderes telepáticos le revelaron que todos los habitantes estaban mágicamente conectados por el pensamiento que al lograr entrar en la mente de unos pocos pudo lograr entrar en la mente de todos, pronto los Gayerianos sólo pensaban en el trabajo, en sus problemas, no se enamoraban ya, hace mucho que no veían nuevos bebés, los niños crecían y las escuelas estaban casi vacías. 

La mente es un arma muy poderosa y Onka lo sabía pues logró dominar por completo a los habitantes de un pequeño planeta. Cada día esta hormiga malhumorada recorría las calles de Grayer visitando a sus encargados, normalmente, ciudadanos influyentes desde los cuales podía intervenir en las mentes de los demás. 

Saludos Mego Caban – dijo Onka 
Saludos Supremo Jefe. La batalla de hoy es lograr que cada cuidadano grayeriano sea cada vez mejor en sus oficios, descansar demasiado no nos dará honor, cada quien debe concentrarse en sí y olvidarse de la compañía, habrá tiempo para eso cuando seamos el planeta más influyente de la galaxia. – afirmó Onka –. 
Si Supremo Jefe, haré llegar el mensaje a todos. – dijo Mego Caban, un personaje muy respetado por los grayerianos –. 

Cada día, Onka, visitaba a todos sus ciudadanos influyentes repitiéndoles frases que todos obedecían sin chistar con el objetivo de volverse los más importantes algún día. 

Onka, un conocedor de la mente, sabía cómo bloquear la suya para que los grayerianos no descubrieran sus intenciones reales, tan simple como que todos los grayerianos envejecieran y murieran para él tener el dominio completo y un planeta sólo para él. 

Grayer era perfecto, estaba casi perdido en la galaxia, era un planeta pequeño, con pocos habitantes y con una personalidad inocente por su aislamiento, pero Onka debía cambiar en los grayerianos su calidez en el trato, amabilidad, su lindo paisaje, su intensa alegría y la unión como nación era realmente fuerte pues todos eran como uno solo debido a su mágica conexión mental. 

Grayer será mío a toda costa, este lugar será sólo para mí, aquí nada ni nadie podrá molestarme y seré dueño de todo un planeta. En el mío soy considerado pequeño como una hormiga sin valor, con los mismos beneficios y poderes que otras hormigas, nada hay de especial para mí, nadie me recuerda, soy uno más del montón pero en este lugar puedo dominar y mandar, me consideran especial y sabio, harán todo lo que yo les diga. – se decía Onka a sí mismo –. 

Onka vivía en un pequeño palacete a las afueras del centro más poblado de Grayer, vivía sólo, los que lograban entrar eran informantes de las actividades y avances en el planeta y sus alrededores, lo que más inquietaba al Supremo Jefe era que en el planeta hubiese nuevas visitas a parte de la suya, pues, sus planes de dominación podrían verse afectados, sin embargo, habían pasado muchos años ya sin señales de naves sobrevolando el espacio alrededor pero no podía descuidarse. 

Sr Jefe Supermo, hay señales de cambios en el clima, tendremos que protegernos de las tormentas volcánicas y de la plaga de Piragutes que amenaza la obtención de alimentos – informaba Runx, el vocero principal de la jefatura –.  
¿En qué parte de Grayer se encuentran estas amenazas? – Preguntó Onka –. Señor, se encuentran en las tierras de la luz, en el sur de Grayer – respondió Runx–. 
Entonces, aquí donde nos encontramos la influencia sería mínima, según deduzco – dijo Onka–. 
Sí señor, así es – respondió Runx –. Muy bien Runx, tomaré todas las prevenciones necesarias para evitar y minimizar estas amenazas al sur. Puedes retirarte. – dijo Onka –. 

Obviamente su intención era contraria, no pensaba hacer nada para proteger a la tierra de la Luz, este territorio era el que más le había costado dominar, ya que los Grayerianos de la Luz tenían la capacidad especial de cultivar la tierra con haces de luz que salían de sus manos, eran más unidos a su territorio que muchos de los demás Grayerianos. Cultivaban una flor que poseía pequeño sol prendido a su maceta que les daba vida, era una flor magnífica que ellos llamaban Solara, que tiene poderes curativos usados en todo Grayer como medicamento, pero muchos dicen que sus poderes van más allá y ni siquiera se sabe el origen de la planta.  

Onka logró dominarlos en el territorio de la luz, prometiendo que luego que reunieran los recursos necesarios para construir naves, irían a conocer a un sol tan enorme que no podrían acercarse a mirar de cerca la luz que emite, imaginar tal escenario los llenaba de una emoción enorme y pronto hacían caso de todas las premisas que escuchaban del Supremo Jefe. Que hubiese amenazas en el territorio de la luz, era perfecto para Onka, pues, sabía que aunque fuesen pocos poseían una capacidad increíble para crear pensamientos liberadores, más que cultivar y abonar el suelo con sus propias manos. 

Los Grayerianos de la Luz eran algo extraños pero muy alegres y tenían recursos especiales que les permitían crear cosas que sólo ellos podían hacer y que los demás admiraban mucho. Por lo que Onka hacía todo lo posible por mantenerlos más apartados aún de los sitios más poblados.

Así sucedían los días en Grayer, uno tras otro sin mucho que vivir, pero este planeta pequeñito y perdido en la galaxia escondía muchos secretos y estaban por vivir una gran aventura.

 

Sort:  

Es muy entretenida la lectura. Continuará la historia? No puedo esperar para leer más.

Sí, continuará 😉
Me alegra un montón que te guste

que bellaaa xDD

Gracias (;
Saludos

Muy lindo tu relato!!!

Muy feliz de que te guste 😊💖

Muy bueno ..excelente

Gracias por decirlo.
Abrazos (;