Y el día fue golpeando con todo por poco.
Sucumbió a la debilidad del minuto.
Atiende ciegamente a un corazón lujurioso.
Tomaré y escribiré un telegrama.
Y se irá olvidando de Dios.
Tú eres mi panacea, mi oxígeno, mi virus, mi alergeno.
Y ella grita el bisel de felicidad
Rezó, juró
Convertirse en parientes del otro.
Parece que estoy en el paraíso allí...
De todos modos
De repente escuchó algunas líneas.
Yo no soy tu tía amo yo soy tu amiga Monserrat.