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Desde hace muchos años, desde que era adolescente, tenia la sensación que estaba en dos lugares. Una sensación difícil de explicar a las pocas personas a las que le había contado. Cuando regresaba a casa, como debía caminar un largo trecho, entre calzada y el camino de tierra, sentía que veía doble. No había terminado de llegar a la casa de la familia Rangel (donde terminaba el asfalto), cuando miraba cerca de él, unos perros ladrando y viniendo encima de él. Los mismos perros del vecino que viven una casa antes de donde vivía en su época de adolescente. Al mismo tiempo escuchaba el ladrido de los perros a lo lejos, pero también mordiendo sus oídos. Cuando pasaba por el lugar, los perros le volvían a gruñir.
Cierto día, donde volvió a repetirse lo de todas las noches al ir a su casa, el Sr Javier le dice algo extrañado.
-¿Te tuviste que devolver?
-No. Estoy llegando- respondió él.
-Juraría que te vi pasar hace como 10 minutos.- aclara el Sr Javier, algo confundido-. Ya estoy viejo se dijo así mismo.
Reía con el viejo siguiéndole el juego. Lo que decía su vecino, no le sorprendía, también en ocasiones se lo decía su madre. Infinitas veces ella al verlo llegar le decía que ya lo había visto en la casa e incluso jugando con su perro. Todo un misterio la situación. Ni hablar de aquellos que le mencionaban haberlo visto en tal lugar a tal hora y el sin salir de su casa. Lo curioso, es que recordaba tímidamente haber soñado despierto que estaba en ese lugar que le decían o describían. Cada vez que tenia esas sensaciones le acompañaba un intenso dolor de cabeza.
Ahora, años después entiende él por que su hija lo espera todas las noches al llegar al trabajo. Ella mira a su otro yo que siempre llega antes que él aproximadamente 10 o 15 minutos antes. Pero esta vez, todo fue diferente.
Ambos, tanto él como su hija, contemplaba a ese doble. El sentía un poco de sueño, y la mirada se le hacia doble y borrosa. Ese espejo viviente de él mismo le transmitía lo que veía. El dolor de cabeza era insoportable. Por primera vez lo que era una sospecha, se materializaba ante él. Ya no era lo que otras personas le contaban de haberlo visto en tal lugar y como estaba en otro sitio tan rápido. Ya no era sentirse en dos lugares al mismo tiempo.
El doble contemplo con satisfacción la escena con su otro yo y su hija. Le sonrió a ambos y desvaneció ante la mirada de los dos, en el mismo momento que su esposa, salia de la habitación. Miro a su esposo e hija con la miradas idas del lugar y pregunto que les pasaba.
-Nada mi amor. Contesto él. Mirábamos el techo.
Su esposa se quedo con la vaga explicación a pesar de sus caras. Siempre era así. Despreocupada por lo que le pasará a su esposo.
Paso la noche, las niñas y su esposa ya durmiendo y él se quedo en la sala trabajando en su computador. Al cabo de un rato, escucha una voz, que parece salir de él y que le decía:
-Mira su teléfono. Es tu oportunidad de saber con quien te engaña. Eres el único que no lo nota- le decía esa voz.
Mira sobre el sofá y observa el celular de su esposa. La voz continuaba insistiendo:
-¡Mira su teléfono, mira su teléfono!- gritaba la voz ahora.
Decidió apagar su lapto para dormir.
-¿Me estoy volviendo loco?- se pregunto así mismo. Se fue a la habitación ante el peligro de volver a escuchar esa voz.
A la mañana siguiente la misma rutina: Levantarse, desayunar o llevarse el desayuno, llevar la niña al colegio, el trabajo. Lo único diferente en esta semana, era la visita de Amy, una compañera de trabajo de su esposa que venia de una sucursal de Oriente y que por esa semana se quedaría en la casa. La chica de hecho era la primera en despertar y en los dos días que ya llevaba en la casa, preparaba el desayuno.
-¿Café?-le ofrece Amy amablemente.
-No gracias- contesta él. No tomo café. Le habían prohibido su medico el café aquella vez que sufrió de un preinfarto y subida de tensión.
Fuera de eso, al salir del hogar como todos los días. Con la rutina formando parte de su vida, llega la noche y nuevamente repitiéndose todo. Su hija esperándolo al llegar a casa. Era lo único repetitivo en su vida, que no le importaba que se repitiera y era lo que lo hacia vivir.
Un juego macabro de la vida, de la noche o de vivir un matrimonio sumido en la rutina, donde ya ni la intimidad propia de la pareja o la vida común era importante rescatar, mucho menos con una visita en casa.
Otra vez él en la sala, frente a su lapto, como constante vida nocturna en esa rutina que ya le hace presente en todo, hasta en lo más elemental.
Y allí el teléfono ahora sobre el mesón de la cocina y encendido….
Y el dolor de cabeza volvió...
-Toma el Teléfono- insistió nuevamente la voz.
Esta vez, todo lo que su mente y esa voz, su propia voz le gritaban hizo que faltara a su propias reglas. Jamas había revisado su celular. Se dirigió a la habitación,le dio un beso a su hija. Su hija era lo único que hacia que él no saliera corriendo de esa casa. Su adorable hija, ajena a todo lo que vivía con su madre, era la única razón para volver todas las noches a ese hogar donde ya no le provocaba estar ante tanta indiferencia que vivía.
Verifico si su esposa estaba dormida, si la visita ya se había dormido. Volvió a la sala, tardo unos minutos en decidirse si revisaba el teléfono o no. Su otro yo, se materializo ante sus ojos.
-Yo te aviso si se despierta ella- le dice su doble con cierta firmeza. Hazlo tu o si no tomaré ese teléfono.
Verifico el teléfono, no estaba bloqueado ya que una aplicación de una red social funcionaba en segundo plano. Unos mensajes se esa aplicación captaron su atención.
Siguió revisando el teléfono de ella y vio lo peor. Mensajes y llamadas salientes al mismo número. El número de la misma compañera de trabajo que había llegado esta semana a la casa proveniente de oriente. Los mensajes eran una declaración de amor entre ambas. Se estaban viendo por primera vez luego de dos meses de llamadas, mensajes y redes sociales. Él se había percatado que esa chica, Amy no se comportaba como las otras compañeras de trabajo de su esposa. En ese momento, el radical cambio de su esposa y el constante acompañamiento entre ella y la visita comenzó a verlo tan claro. No se percató de lo que pasaba a su alrededor y el tiempo a solas que ambas mujeres pasaban juntas.
El hombre apacible, buen esposo, aunque no perfecto,sintió un dolor en su pecho, una falta de respiración que no podía controlar. Su doble y él se miraban frente a frente. Sintió que moría… de hecho así fue. Un infarto fulminante acabo con su humanidad… pero esos misterios de la vida (o la muerte),cuando su esposa lo encontró en el suelo parecía que sólo había caído y perdido el conocimiento. Al despertar, no fue el mismo.
Su esposa mostraba preocupación desde que lo encontró desmayado. Se excuso diciendo que había tropezado cayendo al suelo y que ya no recordaba nada. Su mirada había cambiado y su voz se torno de color gruesa. Su esposa le extraño, pero pensó que era sólo algún malestar de garganta. Pero ya no sentía dolor de cabeza…
Y su hija seguía durmiendo. No se enteró que estaba desmayado en la cocina afortunadamente.
A la mañana siguiente, las dos se quedarían solas con la niña, que ese día no tenia clases. Vio la intensión de ambas con las miradas cómplices. Miradas que siempre estuvieron allí y que en dos día él no le había dado importancia. El fingió mientras le respondía que se sentía bien, mientras su esposa, mostraba más interés de saber si iba a salir que preocupación por su salud. Ella vio su deseo realidad cuando él,hizo lo habitual de todas las mañanas para luego salir como todos los días y a la misma hora de siempre.
Él salio de la casa, pero su intención no era ir al trabajo. Algo diferente que sentía, era la sensación de odio hacia su esposa y el entorno en general. La voz gruesa y reseca la garganta. Se sentía con poder. Se dio el tiempo de desayunar y tomarse un café con leche que hace mucho tiempo no disfrutaba….
-Tiempo al tiempo- se decía a si mismo.
Volvió a la casa.
El silencio era cómplice ante cualquier cosa que pasara en la casa. Entro sin ser notado. Su hija en su habitación seguía dormida. Cuando se acerco a su habitación, los ruidos de besos, caricias y palabras prohibidas saltaban en su oído detrás de la puerta de la habitación. Y sobre su cama, su cama conyugal, las dos amigas…
Trabajando.
Y ella nota sorprendida, la presencia de su esposo, al entrar a la habitación con una mirada que no había visto en él jamás….
Era lo último que recordaba. Pero no le creyeron.
El reporte oficial de la policía decía que a las 11:30 pm su esposo había fallecido de un infarto fulminante. El hombre tenia puesta su ropa de dormir y nadie en la casa noto lo ocurrido. Los vecinos lo encontraron en la mañana cuando su única hija aviso a todos en el edificio que su papá estaba tirado en el piso y una compañera de trabajo de su mamá estaba gritando en la habitación de sus padres. La mujer fue encontrada envuelta en sangre…
Mato a cuchilladas a Amy , en un momento de locura y de culpa, al ser descubierta por su esposo. Ella sólo recordaba la mirada de él cuando entro a la habitación. Recuerdo que le perturbaba con resequedad en la garganta y un intenso dolor de cabeza.
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Publicación Original de mi Autoría, participante en la actividad impulsada por @bosqueoscuro. Doble Malvado - Nuevo concurso Click en el enlace para que conozcas como participar.
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Me encantó como desarrollaste el relato, te quedó muy bien.
Gracias por pasarte por aca y leerme. Y que bueno que te haya gustado el relato.
Que finaaaal, yo imaginando una historia de espantos y mitos. Muy buena tu historia, me mantuvo leyendo hasta el final. saludos
Me alegra que te haya gustado @erilej. Gracias por tus palabras!!
Muchas Gracias por el apoyo.
Felicidades por tu relato, eres un excelente escritor sabes que mereces lo mejor...
De verdad que admiro esta clase de trabajos y a sus creadores, aprendo a mejorar la redacción y otras habilidades leyendo textos así! Felicidades!
Muchas gracias por tus palabras. Y te aseguro que "mejorarás la redacción leyendo el contenido de calidad que publican en Steemit. Hay mucho talento activo en la plataforma. Saludos!!
Muy buena historia, con un suspenso logrado que mantiene al lector en vilo.
Te felicito
Sin duda un interesante relato, me engancho desde el comienzo, gracias por compartirlo.