A lo lejos miro tu rostro
desvanecido por estos días
los implacables cuello blanco
te dieron un poco de su discurso
mientras en el retrete solo vientos asoman su canto
una multitud de gente espera en las puertas
mientras un pan no te saluda
languidecen las tripas
bajo el yugo de un sobre precio asesino
que al final tiene el rostro del que nunca mirara un barrote.
No hables de ésto
¡se ofenden los hipócritas!
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