Es cierto que la ambición de poder que estas personas han acumulado a lo largo del tiempo crece cada vez más y los ha cegado frente a sus consecuencias; pero nadie puede dejar de lado los sentimientos, aunque pueda disfrazarlos con excusas y solo se engañan a sí mismos.
Venezuela quiere evitar a toda costa un conflicto armado, y la oposición ha transitado varios caminos constitucionales como el referéndum revocatorio y en principio los diferentes cambios que se podían hacer desde la Asamblea Nacional; pero el gobierno, inundado por su sed de poder, ha anulado toda vía pacífica para resolver los problemas porque eso implicaría su salida del poder y ha optado por que el pueblo se vuelva violento, producto de la desesperación.
La posición del gobierno y la censura de los medios hacen que se etiquete a esa población como vandálica, golpista y otros calificativos que a los más extremistas los hace más violentos, lo que les da fundamento para condenar cualquier acción convocada por la oposición y hasta atribuirle actos por los que no son responsables.
¿Existe la voluntad en Venezuela para dialogar? Eso es algo muy cuestionable y subjetivo; no porque no queramos una salida pacífica, sino porque, honestamente, hay gente que ha sufrido mucho por las decisiones del gobierno y las repercusiones que conllevan y sencillamente quieren que respondan ante la ley y sean castigados con la misma severidad de sus acciones.
El dialogo es siempre la mejor vía para resolver un problema, pero cuando un lado no tiene la voluntad de ir en condiciones de igualdad y aceptar que tanto el, como el otro puede estar equivocados, el dialogo solo será un debate inútil entre quien tiene o no la razón.
Hola Diego. Muy oportuna tu publicación. Ando muy desanimada con toda esta situación en mi país. 😔😔