Se contabiliza que aproximadamente, 5 millones de venezolanos le han dicho adiós a la nación que los vio nacer. Inspirados en la situación económica, social y política. Hay quienes aún se ven envueltos en la indecisión: irse o quedarse y luchar. Ambas alternativas conllevan enormes sacrificios, analicemos:
La intención de irse del país es, simple y llanamente, buscar una estabilidad económica. Una que en Venezuela es prácticamente irreal si no eres parte privilegiada de la dictadura comunista. Sin embargo, la vida del inmigrante no es la nube color rosa que siempre pintan los venezolanos que están adentro. El inmigrante común trabaja prácticamente "de lo que salga", todo sea para echarle pichón y continuar, ir hacia adelante sin descanso, porque para eso se fue, para que el fruto de su arduo trabajo pudiese rendir. Verle el queso a la tostada, si se prefiere.
Pero todo lado positivo, tiene su contraparte negativa: estar lejos de tu familia, coloca en diatriba tu estabilidad emocional, una parte muy importante de nuestra salud mental. El estar lejos de tus seres queridos, podría llevarte al punto de la tristeza, depresión e incluso angustias por saber las calamidades que pueden vivir día a día.
¿Cuál es mi recomendación? Convierte lo negativo en positivo. El hecho de que tu familia esté en una situación crítica, debido al estado en el que se encuentra el país, puede servirte de motivación para luchar más fuerte cada nuevo día. Trabaja por ti y porque tu familia tenga lo mejor. Esa es la vida del inmigrante venezolano.
La diáspora venezolana es gigante, no seas parte de lo negativo, conviértete en algo positivo.
Venezolanos esperan frente al consulado de Chile en Caracas para solicitar visa (Foto archivo AFP / Luis ROBAYO)
Esa es la cruda realidad , y estoy de acuerdo contigo , la posibilidad de ayudar a sus seres queridos es la mayor motivación , saludos