Al mirar el reflejo de nuestro rostro al espejo se nota la diferencia y la marca que ha dejado el tiempo, en nuestra piel maltratada, cada aspecto de nuestras vidas es reflejado en nuestra mirada, esa mirada sabia y res guardadora que encierra el pasado, y refleja el futuro.
El tiempo es un amigo pero a la vez un enemigo invisible e impredecible, cada segundo se consume nuestra vida, y a cada minuto envejece nuestra mente, entre palabras, peleas y muchas vivencias el pasado retumba en nuestra mente, causando un sin fin de desencadenamiento de sentimientos encontrados la vida se vuelve un mar de recuerdos.
La mente revive el pasado, las cosas buenas regresan los buenos momentos y días son recordados como ningún otro recuerdo, y los malos recuerdos son desechados, siendo así el pasado el que moldea nuestra vida, elige lo bueno y descarta lo malo, y convierte los echos en momentos únicos que jamas serán olvidados.