Evangelio según san |
l primer día de la semana vino María Magdalena¹ de mañana al sepulcro, cuando aún era oscuro; y vio quitada la losa del sepulcro. Y fue corriendo a Simón Pedro, y al otro discípulo, a quien amaba Jesús, y les dijo: Han quitado al Señor del sepulcro, y no sabemos en donde lo han puesto.
Salió pues Pedro, y aquel otro discípulo, y fueron al sepulcro. Y corrían los dos a la par; mas el otro discípulo se adelantó corriendo más aprisa que Pedro², y llegó primero al sepulcro. Y habiéndose abajado, vio los lienzos puestos³; mas no entró dentro.
Llegó, pues, Simón Pedro, que le venía siguiendo, y entró en el sepulcro, y vio los lienzos puestos, y el sudario, que había tenido sobre la cabeza, no puesto con los lienzos, sino envuelto en un lugar aparte. Entonces entró también el otro discípulo, que había llegado primero al sepulcro; y vio, y creyó⁴.
¹ Nombra una por todas las demás (véase Mc xvi, 1-2)
² Como más joven y más robusto.
³ Arrimados a un lado.
⁴ Quedaron persuadidos que era cierto lo que la Magdalena les había dicho; esto es, que se habían llevado el cuerpo del Señor. Y así aunque Jesucristo les había dicho diversas veces que resucitaría al tercero día después de su muerte, no le entendieron, estando acostumbrados a oírle decir un gran número de parábolas, e imaginándose que lo que decía de su Resurrección, podía también significar figuradamente otra cosa. San Agustín.