Dios quiere que todos nosotros seamos salvos. Dios es bueno y no nos quiere perder, pero depende de nuestros actos si seguimos con Dios o no.
Dios es justo, si nos arrepentimos y estamos con fe, siempre estará con nosotros, muy cerca y accesible. En cambio Dios también nos puede abandonar si nos alejamos de él y rechazarnos por siempre. Dios es bueno pero de nosotros depende gozar de nuestra salvación.