Cualquier persona que cometa pecado y se arrepiente de corazón puede ser bautizado. Con el bautismo tenemos un nuevo nacimiento, aceptamos a Dios como nuestro salvador y recibimos el don del Espíritu Santo.
Cuando se comete un pecado por ignorancia e incredulidad puede ser perdonado, se recibe el bautismo con arrepentimiento. El bautismo lava todo los pecados, es un bálsamo para el espíritu.