No rompa en el alma humana, tratando de abrir la puerta desde el pie. En el alma, vaya despacio, con cuidado y con mucho cuidado, para no herir las cicatrices involuntariamente dolorosas o las heridas recientes.
Hay almas tan agotadas y cansadas que temen el ruido y los movimientos repentinos. Y algunos necesitan toneladas de ternura para suavizar los ángulos agudos y demoler las barricadas, construidas después de numerosas traiciones y malicia humana.
A veces se necesita mucho amor para curar a un alma despedazada. Pero vale la pena, porque nadie estará tan agradecido como un hombre, vuelto a armar en pedazos. Nadie podrá amarte más que alguien que renació un día de las cenizas.
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