He tardado semanas en convencerlos a todos, pero el día ha llegado. El laboratorio que he construido con mis propias venas, cada estantería llena de libros, cada baldosa cubierta de raíces sanguíneas tiene un uso ahora. Sobre todo mi máquina de creación, esta belleza ocupa todo el centro de la sala, como un árbol de siete ramas, sostiene el mismo número de viales que pronto derramarán su líquido al gran contenedor de cristal que se apoya en el suelo.
-Mi máquina está funcionando a la perfección. Tiene la energía suficiente como para resistir todo el día. Y los viales están asegurados a las válvulas de anti-choque. Sólo he de girar la manivela y el experimento habrá empezado.
Miro a uno de mis Deudores, Ersh. Está inquieto, sentado en un escalón a mi lado, moviendo sus talones hacia arriba y abajo nerviosamente, dirigiendo su mirada hacia la salida que hay subiendo el resto de escaleras. Ni siquiera se pone a tocar la flauta entre sus manos, la que tanto le gusta usar, aunque agradezco no tener que escuchar sus melodías por enésima vez, me preocupa que uno de mis sirvientes esté así, suelen dejarse llevar por la confianza que les desprende mi presencia.
Me dirijo a él sin agachar un ápice mi cuerpo y me pongo en frente suyo, tocando la punta de sus zapatos marrones con la punta mis pies descalzos y ensangrentados.
-Tranquilo, los Dementes Escarchados no llegarán a tiempo para pararnos. No harán daño a nadie. Y aunque llegaran, sabes que podría tirar la dimensión entera para que no nos alcanzaran.
Me mira un instante a los ojos pero aparta la mirada hacia otro lado en seguida. Su rostro lleno de protuberancias y enquistes mira hacia abajo mientras hace girar su flauta entre ambas manos. Se queda callado. ¿Qué demonios es lo que le reconcome entonces?¿Será algo sobre su aspecto? Lo dudo, no tiene ningún problema de autoestima desde hace décadas. Hmmm... malditos sentimientos, a mi hermana se le dan mucho mejor que a mí. Ojalá estuviera presente ahora mismo.
-¿No vas a darle a la manivela? -dice el eco de la voz de una mujer a través de la pequeña estancia- Así nos podremos ir ya y seguro que Ersh dejará de estar preocupado.
-Oh, Maesh, casi se me olvida que estás aquí.
Maesh, mi segunda y última Deudora, apoyada en la estantería al otro lado del gran artilugio, veo su reflejo distorsionado por el cristal translúcido. Reconozco el único ojo verdoso que deja ver, la única parte de su cuerpo que no está totalmente cubierta por telas negras. Una de las pocas zonas de todo su ser a la que los Dementes Escarchados no le arrojaron ácido.
-Lo raro es que te hayas dado cuenta de la existencia de alguien. Cuando estás en tus experimentos te abstraes mucho de todo tu alrededor ¿sabes?
-Supongo que hubiera sido mejor que fueras una Deudora de mi hermana ¿no?
-No seas así.
Se desplaza hacia un lado hasta que tenemos contacto visual directo y se sienta al lado de otra estantería, encima de una de las venas más grandes que hay entre las baldosas que parece hacerle de asiento perfecto.
-Que te juzgue, no significa que no te respete o no te admire. -pone sus manos tras la nuca, recostándose a su vez en los estantes de detrás suyo, puedo ver media sonrisa deforme entre las sombras de su ropa - Además ya sabes que a mí me gusta mucho criticar.
-Te agradecería que no te sentaras como si nada en mis vasos sanguíneos, sabes que mis arterias son sensibles.
En el acto se levanta, me mira de forma preocupada mientras se le escapa una risilla. Creo escuchar una disculpa entre susurros.
-Bien, es hora de accionar ésto. Les demostraré a mis hermanos y hermanas que se equivocan.
-N-no sé si hacer una demostración así es buena idea. -Ersh alza la voz tímidamente-
Pongo mis manos, asegurando cada dedo en el mango de la manivela.
-He luchado por eso y no pienso dar marcha atrás.
Giro la manivela, los líquidos de los siete viales es liberado formando varios riachuelos entre tuberías hasta caer en el centro del gran recipiente del centro. Cuando los líquidos viscosos se encuentran, un estallido logra fracturar el cristal, que se llena de humo.
Todos dirigimos los ojos hacia el cristal, como lechuzas mirando a un ratón.
FIN
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Yyyy aquí está, página y media de capítulo, espero que os haya gustado. He pedido a mi amigo Ángel que me dibuje una portada para dentro de unos capítulos, sus dibujos molan mucho (véase el relato de Tánatos) así que cada vez que tenga uno lo usaré sin dudarlo.
Ten un buen día y nos vemos con un poco de suerte la semana que viene, un abrazo ~ SAW
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