Capítulo 1.
Hola queridos hermanos lasallistas y afines. Hoy comenzamos un periplo analítico y sociológico sobre la guerra en Venezuela. La madre de todas las luchas.
Hoy día la situación está bastante clara, incluso quizás más, afuera, que dentro de sus mismas fronteras.
Se dice que no hay comida, pero que hay mucha comida. Las dos cosas son relativamente ciertas. Puedes conseguir comida si dispones de un flujo mensual estimado en unos siete mil dólares . Para dar dos ideas ilustro con un par de ejemplos: El sueldo de un profesor universitario de un mes no es suficiente para costear un Cocosette, y entenderás que eso es algo que no te durará un mes. Pero hay mucho Cocosette.
Por otra parte se presenta un fenómeno económico que raya en la más preclara especulación de un visionario escritor de ciencia ficción. El dólar se devalúa dentro de Venezuela. Hace un par de semanas atrás podías comprar la comida de una semana con veinte dólares, ahora requerirás de cien dólares para llegar a a cubrir una semana. La devaluación del llamado soberano es tal, que ni siquiera las bombas de gasolina de PDVSA te reciben ya billetes de dos cinco y diez soberanos, y eso que son gobierno. La gasolina no se puede pagar con tarjeta de débito y la gente que hace las largas colas para abastecerse de combustible paga con bolsas de azúcar o harina y esas cosas.
La vida, si se puede llamar, es complicada. Si tienes dinero no lo puedes tener en efectivo, pues esta manera de mercadeo está reducida a una mínima expresión. Así, si tienes dinero en la tarjeta de débito, debes orar con mucha fé a Yavé Dios de los ejércitos para que la tarjeta pase la prueba del punto. La mayoría de las máquinas de punto son viejas y están muy deterioradas. El proceso de pago se hace lento y las probabilidades de que salgas con algo de la tienda se acercan a cero con el día a día.
La restricción del flujo de la corriente eléctrica tiende matemáticamente a infinito. Los cortes de luz llegan ahora hasta a tres días contínuos. Y sin luz no hay internet ni posibilidad alguna de comprar aunque se disponga de dinero.
Los trabajos en Venezuela no generan dinero. De modo que cuando hablo de dinero me refiero al proveniente del sistema de remesas de familia en el extranjero.
Capítulo 2.
El inicio de la batalla. Esta batalla comienza con una serie de videos emitidos por una compañía cinematográfica cubana cuyas siglas son ICAIC. Han sido hábilmente recogidas y difundidas por Youtube y las redes sociales en general.
¿Recuerdan un expresidente gordo hablando una serie de estupideces increíbles y equivocándose en cada palabra pronunciada de sus videos?
¿Recuerdan videos de un sargento de infantería más pequeño que el de Juego de Tronos, cuya talla no le permitía colocar su armamento en una mesa de comedor?
¿Recuerdan el video de un regimiento de ancianas con fusil al hombro y con cejas tatuadas?
¿Recuerdan el video del mismo gordo tratando de trotar con la alta esfera de generales del estado mayor casi tan igual de obesos todos?
Y lo más importante, ¿recuerdan que en las masacres no salió a dispararnos un enano, ni una vieja tatuada, ni un gordinflón cansado?
Pero Venezuela tiene la maldición de carecer de memoria a corto mediano y largo plazo. Venezuela se consuela haciendo chistes de borrachos en las redes sociales. Triste triste triste.
Estos videos fueron editados por el instituto de artes cinematográficas de Cuba para hacernos creer a los venezolanos que ellos eran una bola de torpes imbéciles oligofrénicos.
Pues ya se ve que no lo son.
Los Estados Unidos no estaban seguros de la objetividad de esos videos, porque es que nadie puede ser tan idiota, y están aplicando unas medidas de sondeo y engaño similares a las rusas que han aplicado a través de Cuba.
Los americanos dijeron que la ayuda humanitaria entraba porque entraba, y vieron que no entró ni entrará nunca jamás. Pero esto era lo que querían comprobar. Al gobierno cubano le tocó mostrar una parte importante de su rostro.
Ahora los americanos saben a quién se enfrentan. Motorizados asesinos, reos indultados por Iris Varela, mercenarios rusos y guerrilla colombo cubana, guardia nacional mafiosa, terroristas refugiados, narcotraficantes desesperados.
Esta es una guerra que los Estados Unidos no podrá librar mandando cien paracaidistas a Santa María de Ipire, ni dos mil marines a Puerto Píritu.
Ahora, cómo se pelea una guerra de esa magnitud?
Amanecerá y veremos.
No se pierda el siguiente episodio de esta apasionante aventura de la vida real, de cuyos acontecimientos les hablará el Horáculo de Tal con las bolas de cristal, desde las mismísimas trincheras.
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