Hola, amigos de Steemit. No sé si lo había mencionado antes, pero el ensayo es un género literario que me gusta mucho. He escogido este para mostrárselos porque me ha parecido un excelente ejercicio. Lo creé en un taller de ensayo dictado por @josemalavem en la casa Ramos Sucre el año pasado aquí en Cumaná. El ejercicio exigía crear un ensayo a partir del cuadro "Ojos de perro azul" de @antolinamartell. Mi resultado lo leerán a continuación. Espero les guste tanto como a mí.
Ojos de perro azul es armonía
Foto y pintura de @antolinamartell
Irreal. Coincidencia. Son varias una misma cosa. Así: armonía. Es una característica de la vida. Es solapamiento divino que incluye lo existente en su extensión. Son capas de la misma materia en diversos niveles, estadios, intensidades; como las capas de un tapiz náhuatl o de la muralla china, o las que se forman en el aire y en el sonido. Es el grado superior de toda composición que lo contiene todo. Por eso el compositor tardará en crear armonías. Tal como primero nace una cuerda que una guitarra.
Las armonías son tan perfectas y tan creadas que en ellas está inspirada la teoría creacionista. Porque no existiría el “papapapán” de Beethoven sin Beethoven. Ni existiría la cocina francesa sin los cocineros franceses. El informático, por ejemplo, creó una armonía de algoritmos que me permiten ser creador entre estas palabras, como es esa pintora con su “todo en todo” sobre una plaza.
Es cierto que hay elementos descollantes. Sea el tono fundamental en la voz; sea la luz en la pintura, sea el surco en la escultura. Sea cual sea la disciplina, hay un relieve que es captado y que nos permite sentir la forma de la creación. No obstante, de no ser por los armónicos acompañantes, el vacío reinara. Los acompañantes son como el follaje de un jardín de rosas. Son como los pétalos de una flor, siendo el fundamento el pistilo. ¿Y qué sería una flor sin pétalos? Lo mismo que un montón de pétalos libres, solo partes. Mas no partes del todo.
Es todo una misma cosa, decía, pero pocos lo pueden entender. Para entenderlo hay que ser suspicaz. Para entenderlo hay que conocer la armonía. Y si se conociera, nada llevaría nombre, la realidad sería otra, todo sería todo. Pero no podemos cambiar la realidad cuando no la vemos. Somos ese perro azul con sus ojos inexistentes que no ven esa armonía que es todo, que es él, que es Martell.
Nos seguimos leyendo. ¡Hasta pronto!
¡Muchos éxitos! me gustó.
¡Gracias! Ya paso por tu blog.
Es una metáfora entre el respirar y caminar. La belleza de la palabra está en el modo que conjugas tu verbo. Muchas gracias por regalarnos este post.
Este fue y será uno de mis ensayos favoritos. Lo recuerdo muy bien en tu voz. Es exquisito.