Es una gran reflexión. Me encata esta parte:
Piénsalo... si no sufres las consecuencias de tus acciones, ¿cómo podrás saber si lo hecho fue positivo o negativo?
Hay que saber reconocer el VALOR de un fracaso. Se debiera tener la disciplina de aceptar las consecuencias de un fracaso con valor y raciocinio, y las consecuencias de un éxito con humildad y serenidad.
Evadir la responsabilidad de un fracaso (La correcta y adecuada, que tampoco es sano estar aceptando cargas que no son nuestras) no es solo un acto de inmadurez. Es algo estúpido, directamente. Un fracaso es algo que se analiza, se maneja y del cual se obtienen valiosísimas enseñanzas.
Los grandes en cada disciplina (Con excepción, quizás, de los genios naturales que ni siquiera parecen humanos) son quienes son por sus fracasos, no sus éxitos. Por verlos, tomarlos, aprender de ellos. Intentarlo una y otra y otra vez, mejorando en cada ocasión.
Esa es la receta de la sabiduría, y la maestría.