Las tortugas migratorias son capaces de encontrar el camino a casa después de viajar durante mucho tiempo a lugares muy lejanos. No sólo eso: también saben dónde se encuentra el norte y cuál es la posición del Sol y otras estrellas. Sin embargo, todo esto no resulta suficiente para trazar una ruta hacia un destino en particular. Por esta razón, los científicos sospechaban que las tortugas debían tener una idea aproximada de su ubicación mediante el uso de alguna clase de mapa interno. En fecha reciente, un grupo de científicos ha demostrado que las tortugas verdes marinas, Chelonia mydas, crean un mapa a partir del campo magnético de la Tierra y que son sensibles a las sutiles diferencias de la intensidad y el ángulo del campo magnético en distintos puntos. El equipo halló estos resultados mediante la captura de 24 tortugas jóvenes, a las que colocó en un gran tubo con agua. A las tortugas se las equipó con un arnés que les permitía nadar en cualquier dirección, pero sin que pudieran desplazarse de lugar. Alrededor del tubo colocaron una gran bovina, que generaba un campo magnético que imitaba al terrestre. Al modificar el campo magnético artificial, de tal manera que copiara sitios que se encontraban a 340 kilómetros al norte o al sur, el equipo engañó a las tortugas, haciéndolas creer que habían sido removidas de su hogar. Los reptiles asumieron que habían sido dejadas al norte y comenzaron a nadar hacia el sur dentro del tanque. En contraste, las tortugas que creyeron que se las había abandonado en el sur nadaron hacia el norte. Los resultados sugieren que las tortugas verdes marinas saben en qué lugar del campo magnético se encuentran y utilizan esta información para trazar sus rutas. Estos investigadores han encontrado los mismos resultados en langostas y creen que podrán ayudar a dilucidar la manera en que otros animales navegan.