Hace poco escribí esta artículo para un grupo de profesores de la UDO-Sucre al cual pertenezco.
UDISTAS
Francis Aponte* - ¿Podrán matar nuestra universidad?
04-04-2018
Una de las experiencias más tristes de la vida es aceptar que algo que amamos ya no existe más. La depresión suele acorralarnos en los rincones del desaliento, pues nos damos cuenta de que nuestra vida inexorablemente ha cambiado. Así me he sentido en los últimos meses con respecto a la Universidad de Oriente-Núcleo de Sucre, mi sitio de trabajo, en el que he pasado más de la mitad de mi vida. Siento que ya no hay más que pueda hacer. No hay fuerza vital, física o emocional, para poder salvarla: la universidad ha muerto, así como una gran parte del país del que la universidad es reflejo. Los que hacemos vida aquí ya conocemos el esqueleto en el que se ha convertido. Somos testigos de la deserción masiva de estudiantes, de la renuncia de docentes, de las luchas gremiales y estudiantiles extintas, de los constantes atracos, robos y saqueos a la institución; de la falta de servicios y beneficios para la población estudiantil; así como del hambre, la imposibilidad de costear gastos de estudios y el calvario en el que se ha convertido ir, permanecer y salir del recinto universitario sin riesgo de poner en peligro tu integridad física. Estas solo son algunas de las últimas palas de tierra que nos echan nuestros sepultureros para terminar de enterrarnos.
Al mismo tiempo esta resignación se convierte en aversión y aborrecimiento hacia los responsables de esta tragedia. ¿Cómo puede existir misericordia para los que han causado tan irreparable daño a la nación y a nuestras vidas? El poder destructivo que ha tenido este malparido “socialismo del siglo XXI” se compara con el del cáncer más agresivo que ataca y mata. Es impresionante, y más indignante aún, la desfachatez con la que estos rojos bailan de alegría sobre nuestros restos. Nunca les ha importado pisar firmemente uno a uno los escalones de hambruna, miseria y muerte que los lleva al tan ansiado poder. Por supuesto, que no me refiero aquí solo a los personajes que están necrosados en Miraflores; también valga la mención a los colegas que han servido como brazo ejecutor del castro-chavismo-madurismo en nuestra universidad, especialmente a los que la han destruido usurpando la autoridad desde nuestra asociación, APUDONS. Son ellos la propia descomposición humana: ayudaron a aniquilar nuestras luchas y remataron, como si de una venta de garaje se tratara, nuestros derechos y beneficios; estos “patriotas cooperantes” han visto complacientes cómo la universidad se ha ido convirtiendo en el cascarón vacío que es hoy, y exhiben tal situación como el mayor de sus logro sin la más mínima nuestra vergüenza o recato.
No sé si la vida nos alcance para ver revertir este desastre. De lo que si estoy segura, es que aquella universidad, “imperfecta por demás”, pero pilar fundamental de nuestra sociedad, ha sido exterminada por esta peste roja. ¿Solo nos queda pensar en lo que dirá el epitafio de su tumba?
- Profa. Dpto. Idiomas Modernos, UDO-Sucre
Saludos, @francisaponte. Agradezco tu visita, el comentario y el excelente artículo que me dejaste. Es muy lamentable la situación universitaria, compromete seriamente el futuro del país. Un abrazo.