En el crisol de las palabras, me muevo como un náufrago en un mar de frases vacías. Rodeado de un coro de voces que pregonan un positivismo, vestido de belleza y adornado de guirnaldas, que al desnudarlo es tóxico y me ahoga en una marea de energías artificiales.
Hablo para comunicar, mis palabras se convierten en armas, usadas para desterrar cualquier atisbo de pseudociencia, sombras que buscan empañar el brillo de mi sonrisa, queriéndome risueño para aparentar. Me convierto en protagonista, en una obra de teatro sin guion, donde la felicidad no se impone como dogma incuestionable.
En este escenario de expertos en felicidad y riqueza, de productividad y éxito, las emociones genuinas se esconden en las penumbras, reprimidas por el miedo a ser juzgadas como impropias, como una afrenta a la farsa de la positividad perpetua. La tristeza, la ira, la frustración, todas esas emociones que forman parte del tejido de mi humana experiencia, son relegadas a un oscuro rincón, donde se pudren en silencio.
Las energías artificiales, de quienes no logran ni resolver un polinomio, atiborrados de frases prefabricadas y lugares comunes disfrazados de sabiduría, inundan mi espacio vital. Asfixia este torrente de optimismo forzado, que no deja espacio para la autenticidad, para la vulnerabilidad que nos hace humanos.
En este mundo de apariencias, donde la felicidad se convierte en una obligación, me siento cada vez más comprometido. Construyo un espacio donde las emociones fluyen libremente, donde la tristeza no es vista como una debilidad, sino como una parte natural de la vida.
Construyo un refugio donde pueda despojarme de la máscara del positivismo tóxico, donde pueda abrazar la complejidad de mi ser, sin miedo al juicio o la reprobación.
En este viaje hacia la autenticidad, me convierto en un escritor de mi propia historia, redefiniendo los parámetros de la felicidad y la plenitud. Descubro que la verdadera fortaleza reside en la aceptación de todas las emociones, en la capacidad de navegar por las olas de la vida sin aferrarme a una falsa positividad.
En este proceso de autodescubrimiento, las palabras se convierten en mi brújula, guiándome hacia una existencia más genuina, más humana.
In this world of appearances
In the melting pot of words, I move like a castaway in a sea of empty phrases. Surrounded by a chorus of voices that proclaim a positivism, dressed in beauty and adorned with garlands, that when stripped naked is toxic and drowns me in a tide of artificial energies.
I speak to communicate, my words become weapons, used to banish any hint of pseudo-science, shadows that seek to tarnish the brightness of my smile, wanting me to laugh to appear. I become a protagonist in a play without a script, where happiness is not imposed as an unquestionable dogma.
On this stage of experts in happiness and wealth, productivity and success, genuine emotions are hidden in the shadows, repressed by the fear of being judged as improper, as an affront to the farce of perpetual positivity. Sadness, anger, frustration, all those emotions that are part of the fabric of my human experience, are relegated to a dark corner, where they fester in silence.
The artificial energies of those who cannot even solve a polynomial, stuffed with prefabricated phrases and commonplaces disguised as wisdom, flood my vital space. This torrent of forced optimism suffocates me, leaving no room for authenticity, for the vulnerability that makes us human.
In this world of appearances, where happiness becomes an obligation, I feel more and more compromised. I build a space where emotions flow freely, where sadness is not seen as a weakness, but as a natural part of life.
I build a refuge where I can shed the mask of toxic positivity, where I can embrace the complexity of my being, without fear of judgment or reprobation.
In this journey towards authenticity, I become a writer of my own story, redefining the parameters of happiness and fulfillment. I discover that true strength lies in the acceptance of all emotions, in the ability to navigate the waves of life without clinging to false positivity.
In this process of self-discovery, words become my compass, guiding me towards a more genuine, more human existence.
**
CRÉDITOS
Banner elaborado en PSD con fotos propias y logo de IAFO
Traductor Deepl
Imagen propia, utilizada anteriormente en redes sociales