En la quietud de la tarde, cuando el mundo corre para alcanzar el tiempo que acaba de perder y ante la inmensidad de mi pequeñez, me encuentro cara a cara con la pregunta que me ha perseguido durante tanto tiempo: ¿estoy dispuesto a pagar el precio?
El camino del liderazgo no ha sido fácil. He sacrificado tiempo, energía y, en ocasiones, incluso la compañía de mis seres queridos, todo en pos de una visión que considero justa y necesaria. He creído en el poder de la educación para transformar vidas, en la fuerza de la fe para elevar el espíritu, y he luchado incansablemente por defender mis ideales.
Sin embargo, este camino no ha estado exento de obstáculos. He enfrentado la incomprensión de aquellos que no comparten mi visión, los ataques de aquellos que se sienten amenazados por mis ideas y las crueles acusaciones de aquellos que buscan desacreditarme. Mentiras y calumnias se han tejido a mi alrededor en un intento por silenciarme, por apagar la llama que arde en mi interior.
En los momentos de mayor oscuridad, cuando las dudas me asaltan y la soledad me pesa, me pregunto si realmente vale la pena el precio que estoy pagando. ¿Acaso no sería más sencillo renunciar a mis sueños, abandonar mis convicciones y vivir una vida tranquila y cómoda?
Pero luego recuerdo las caras de aquellos que se han beneficiado de mi trabajo, las sonrisas de aquellos que han encontrado esperanza en mis palabras, la fuerza que he podido brindar a los más necesitados. Y sé que no puedo retroceder.
He elegido este camino, no por gloria o reconocimiento, sino por un profundo sentido de responsabilidad. He visto el potencial que existe en cada ser humano, la capacidad de cada uno para alcanzar grandes cosas. Y no puedo quedarme de brazos cruzados mientras otros se ahogan en la ignorancia o la desesperanza.
Sé que el camino que me queda por delante no será fácil. Habrá más desafíos, más ataques, más momentos de soledad. Pero también habrá victorias, habrá alegrías y habrá la satisfacción de saber que estoy haciendo la diferencia en el mundo.
Entiendo que otros paguen sus propios precios, el cansancio, el aburrimiento o el vacío de hacer y vivir como no les gustan, pero su paga corresponde con el estilo de vida que han elegido o que simplemente les toco vivir y de la cual no han luchado para liberarse. Cada uno paga el precio, que es costoso y doloroso, porque no se puede adquirir con dinero.
Entonces, a la pregunta de si estoy dispuesto a pagar el precio, mi respuesta es un rotundo sí. Estoy dispuesto a pagar el precio de la soledad, la incomprensión y los ataques, porque creo en lo que hago y porque sé que estoy luchando por una causa justa.
Sé que no estoy solo en este camino. Hay otros como yo, en diferentes ámbitos, que también están dispuestos a pagar el precio por defender sus ideales. Juntos, formamos una comunidad de soñadores, de luchadores, de personas que creen en un futuro mejor.
Y es esa creencia, esa esperanza, la que me impulsa a seguir adelante, a pesar de las dificultades. Porque sé que, al final, el precio que pagamos valdrá la pena.
Tú, ¿estás dispuesto a pagar el precio de la vida que has elegido o de la que sin querer aceptaste vivir?
Am I willing to pay the price?
In the quiet of the afternoon, as the world races to catch up with the time it has just lost and before the immensity of my smallness, I come face to face with the question that has haunted me for so long: am I willing to pay the price?
The road to leadership has not been easy. I have sacrificed time, energy and, at times, even the company of my loved ones, all in pursuit of a vision that I believe is just and necessary. I have believed in the power of education to transform lives, in the power of faith to uplift the spirit, and I have fought tirelessly to defend my ideals.
However, this path has not been without obstacles. I have faced misunderstanding from those who do not share my vision, attacks from those who feel threatened by my ideas and cruel accusations from those who seek to discredit me. Lies and slander have been woven around me in an attempt to silence me, to extinguish the flame that burns within me.
In the moments of greatest darkness, when doubts assail me and loneliness weighs me down, I wonder if it is really worth the price I am paying. Wouldn't it be simpler to give up my dreams, abandon my convictions and live a quiet, comfortable life?
But then I remember the faces of those who have benefited from my work, the smiles of those who have found hope in my words, the strength I have been able to bring to those most in need. And I know that I cannot turn back.
I have chosen this path, not for glory or recognition, but out of a deep sense of responsibility. I have seen the potential that exists in every human being, the capacity of each one to achieve great things. And I cannot stand idly by while others drown in ignorance or despair.
I know that the road ahead of me will not be easy. There will be more challenges, more attacks, more moments of loneliness. But there will also be victories, there will be joys and there will be the satisfaction of knowing that I am making a difference in the world.
I understand that others pay their own prices, the tiredness, boredom or emptiness of doing and living as they do not like, but their payment corresponds to the lifestyle they have chosen or that they have simply had to live and from which they have not struggled to free themselves. Each one pays the price, which is costly and painful, because it cannot be bought with money.
So, to the question of whether I am willing to pay the price, my answer is a resounding yes. I am willing to pay the price of loneliness, misunderstanding and attacks, because I believe in what I do and because I know that I am fighting for a just cause.
I know that I am not alone on this path. There are others like me, in different fields, who are also willing to pay the price to defend their ideals. Together, we form a community of dreamers, of fighters, of people who believe in a better future.
And it is that belief, that hope, that drives me forward, despite the difficulties. Because I know that, in the end, the price we pay will be worth it.
Are you willing to pay the price for the life you have chosen or the one you unwittingly agreed to live?
CRÉDITOS
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Traductor Deepl
Me ha costado, es cierto, pero no he renunciado ni lo haré.
De eso se trata la vida, de elegir con convicción.
Saludos @franvenezuela
Que alegría saber de lo consciente y copmprometido que estas contigo mismo, querido amigo. ¡Seguimos!
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¡Hola! Excelente reflexión y me uno a tu clamor, porque a la gente no le gusta el cambio o mejor dicho, no nos gusta el cambio, pero es tan necesario que debemos buscarlo siempre para transformar nuestras realidades. Siempre encontraremos oposición ante los paradigmas, pero para eso estamos, para ser dinámicos y propulsores del cambio, asi que no te canses de hacerlo👏.
Saludos y gracias por compartirlo.
P.D. no veo que usaste alguna comunidad para compartir tu reflexión; te recomiendo @holos-lotus @lacolmena @catarsis @silverbloggers y así tiene mas alcance para todos. Saludos.
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