Green Book (2018), es una película estadounidense dirigida por Peter Farrell, y nominada a cinco categorías en la próxima entrega de los Premios de la Academia. Corresponde al género de comedia dramática, lo cual implica un balance apropiado y pertinente para el abordaje de esta historia, que nos ofrece una diversidad de temas, que comienzan desde el origen de una amistad incondicional, y van más allá del descubrimiento propio de la identidad, sino el reconocimiento y aceptación del otro.
"Green Book", la sensibilidad de una amistad incondicional
Recientemente, leí un artículo en una revista digital, que rezaba lo siguiente: "2018: el año en que el cine recuperó la empatía". Y me pregunté, desde entonces, cuándo había sido la última oportunidad, en la cual, me habría sentido verdaderamente identificada con un film de la Academia. La respuesta fue casi inmediata: nunca dejé de estarlo.
Y es que cada película, cada historia, cada director y cada reparto, tiene una visión única de contar una narrativa. Cada año, diversos largometrajes recuperan lo más destacado, en cuanto refiere a temas que conciernen a la actualidad, y que se han visto representados a lo largo de los años, bien sea, en situaciones basadas en la vida real, en literatura, o incluso, de forma más auténtica, en un guion original.
Fuente: Mahershala Ali
El film toma lugar en una época cuando, no solo tiene muchísimo de donde partir, sino que parecen interminables las historias que pueden ser contadas, desde distintos puntos de vista, tomando como marco histórico, una década tan compleja como la presidida por Kennedy.
El personaje de Don Shirley, un excéntrico y muy bien educado pianista, está a punto de emprender una gira por el sur de los Estados Unidos, y para ello, necesita un chofer capaz de cubrir sus necesidades, que van más allá de trasladarlo, tal y como más tarde diría Tony al finalizar su primer encuentro, en la entrevista de trabajo, con Don: "de un punto A a un punto B".
El "problema", o mejor dicho "prejuicio pre-configurado" radica en que, para Tony, el verdadero dilema no está en ser o no el chofer de un hombre de color, sino en que la convivencia con este sería de dos largos meses, y su trabajo consistiría en emplear su tan aclamado poder de convencimiento, para solventar cualquier inconveniente que surgiese en la gira.
Lo interesante de esta película, es que surge a partir del uso de sutilezas que nos sugieren mucho, al decir poco. Nos adentran en el mundo de cada personaje, sus conflictos, sus ambiciones... Nos hace un recorrido interesante sobre qué es lo que desea realmente cada uno, así como los temores que los persiguen, incluso cuando nada tienen que ver con ellos.
El "libro verde", solo rasguña la superficie de la problemática racista sobre la que se habla en la película. Este consiste en un absurdo directorio, en el cual, se encuentran las direcciones de las posadas, o sitios de alojamientos, que permiten el ingreso de "gente de color". Es el recordatorio de que, a pesar de que el personaje de Don Shirley, se nos presenta como un genio musical, no deja de sufrir por lo que para entonces, se justificaba tras la palabra "tradición".
Don Shirley
Los miedos de Don, se ven reflejados paulatinamente a lo largo del film, a través de sus gustos, alejados de lo que, estereotípicamente, se le atribuye (música blues, gastronomía propia del sur de Estados Unidos, entre otros elementos), incluso, en episodios donde nos manifiesta una sexualidad reprimida que, nuevamente, nos presenta una identidad totalmente opuesta a la que, por prejuicio, nos esperamos del personaje.
Esto nos habla mucho sobre el por qué la escogencia de este tópico en la película, ¿qué tan arraigados están los convencionalismos en nuestra mente, que nos cuesta pensar más allá de la caja imaginaria?
Don cultiva una revolución intelectual, que parte desde la música, y cuyos principios trascienden a la política de la época. Evidentemente, se encuentra a favor del cambio, pero cruza la delgada línea entre lo permitido, lo tradicional, y lo que él mismo busca.
En algún punto de la película, se refiere a sí mismo como alguien quien solo cumple la función de entretener a un público de blancos, quienes solo lo escuchan para sentirse universalmente cultos, pero que, al bajarse del escenario, vuelve a la realidad de ni siquiera poder comer en el restaurante de un hotel.
La mentalidad de Shirley se puede traducir en un simple argumento, si quieres realmente hacer un cambio en la mentalidad de las personas que te rodean, debes involucrarte, mantener tu dignidad, pero adentrarte y demostrarle al mundo que no eres lo que piensan, sino lo que tú, genuinamente, naciste para ser.
Una de mis escenas favoritas, sin lugar a dudas, es aquella que ocurre en un bar, después de la que pretendía ser la última presentación en la gira de "The Don Shirley Trio". Básicamente, lo que la convierte en mi preferida, es que justo en este momento, es cuando Don se percata de que no está tan lejano a conocerse a sí mismo como piensa.
Para los ojos de su público blanco, él es negro. Y para los ojos de las personas quienes comparten su raza, no lo es lo suficiente. Esta ironía lo lleva a alejarse de la gente, y se convierte en un ser solitario, hasta que la presencia de Tony, lo invita nuevamente a salir de su zona de confort. Es en esta escena, en un bar dirigido, principalmente, para la gente de color, Don demuestra sus dotes de pianista en público, con una pieza clásica y compleja, que no tarda en impresionar a los presentes. Sin embargo, tras culminarla, otros músicos del local se le unen, y todos improvisan un blues que, aunque sencillo, hizo sentir a Don que finalmente pertenecía a un lugar. Toca con facilidad, con destreza, pero al mismo tiempo, con la confianza de que ha terminado el último toque del año.
Tony "Lip" Vallelonga
El caso de Tony, es bastante peculiar. La transformación de su personaje ocurre a partir del momento en el que comienza la película, donde se nos presenta como un hombre corpulento, impulsivo, patriarcal, incluso. Pero luego, nos percatamos de la sensibilidad que se desencadena en este personaje, desde la ternura con la que se desenvuelve con su esposa y sus hijos, hasta la forma en la que poco a poco, va simpatizando con Don, comprendiendo que ambos son diferentes a lo que el otro esperaba.
No se trató nunca de una suerte de lástima, ni mucho menos de repulsión hacia el personaje de Don. Podemos decir que Tony comenzó, desde un inicio, abierto a la posibilidad de generar una conversación con el músico, sin percatarse de las ideas pre-configuradas que tenía de cómo debía comportarse. Fueron los kilómetros, la extensa carretera, los almuerzos compartidos, las cartas a su esposa plagada de errores gramaticales, lo que realmente impulsó a que ambos conociesen lo mejor del otro, y con ello, lo mejor de sí mismos.
Tony no estuvo a favor de las reiteradas políticas racistas que obstaculizaban el libre desenvolvimiento de Don en las ciudades que visitaban, pero tampoco pretendía causar una revuelta innecesaria. Solo cuando agreden físicamente a su compañero, es cuando él exterioriza su descontento, pues, a pesar de todo, es una persona impulsiva. Sin embargo, es gracias al calmado carácter del músico, que descubre cómo solucionar verdaderamente los problemas, desde sus principios y su propia convicción.
Ante una realidad opresiva, que nos obliga a percatarnos de la importancia de nuestra existencia y de la del otro, la empatía intercultural nos resulta y nos concierne, fundamental. Pues, no hay nada más importante que comprender el mensaje detrás de una comedia dramática, y tomarlo casi como una dosis catártica que permiten sobrellevar las luchas personales de cada espectador.
No sabía que existía esa película ls voy a buscar por netflix , es nueva o va a ser estrenada ?
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