Estar conscientes de hacia dónde nos llevan nuestros pasos,
no es una cuestión de vida o muerte.
Me atrevería a decir que si camináramos con los ojos vendados, acabaríamos llegando al mismo destino. Porque así parecen funcionar las cosas en este mundo de rectas y curvas. La noche nos encuentra cada tanto y obscurece nuestro andar. Pero quien camina firme sabe que en lo más negro de la noche, se encuentra siempre algo de luz; más allá de la propia.
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Foto: Via Po, Turin. Alrededor de las 3 a.m.