Escribí este post pensando en lo vivenciado hoy. Así que ciertamente les traigo una anécdota y reflexión personal recién salida del horno, aunque no sé si los sensibilice tanto como a mí.
Durante el mes de abril, dos compañeras (@aymar y @yenniferdgz) y yo iniciamos labores de servicio comunitario, siendo esta una actividad obligatoria en nuestro país para obtener un título de pregrado.
Al principio, nos sentíamos forzadas a asistir. El primer día fue complicado y no salimos del lugar con los mejores ánimos pero el segundo día -vamos dos veces por semana- fue ligeramente mejor y a la segunda semana, ya le habíamos agarrado un poco el ritmo. Nos hemos acostumbrado y ahora, hablo por mí al decir que incluso me gusta ir.
El lugar donde hacemos servicio comunitario es un geriátrico, o bueno, un centro de recreación para adultos mayores.
Estas semanas me he hecho la idea que quizás una de las razones por las que me gusta asistir es por lo importante y bonito que se siente dejar una huella o un granito de arena en las personas y sus vidas. Y lo experimentado hoy solo reafirmó ese pensamiento. Les cuento.
En horas de la mañana, antes de iniciar la actividad pautada, una de las abuelas me comentaba que una de sus nietas, con quien vivió 20 años, se había ido del país hace ya una semana. Manifestaba estar muy triste, incluso se le aguaron los ojos y parecía que en cualquier momento iba a comenzar a llorar. Decía además que la tristeza la embargaba todavía más cuando pensaba que nunca volvería a ver a su nieta.
Poco tiempo después, cuando ya había logrado contener la situación y la misma había sido olvidada, dimos inicio a la dinámica del día. La cual consistía en realizar unas flores con cartulinas, que quedaron preciosas, por cierto. (La foto está al lado, créditos a la muchacha del otro grupo que trabaja los mismos días que nosotras por la idea y a mí por la foto).
Luego, cuando todo terminó y nos encontrábamos recorriendo los materiales usados y demás, me percaté que la señora tenía mucho mejor semblante. Se había distraído, ya no se le notaba pensativa o triste, sino que más bien estaba dejando de lado -a menos por un rato- aquella melancolía.
Me sentí bien en ese momento. Un fresquito atravesando mi cuerpo, como si la mismísima Rosa de Guadalupe en la serie (o telenovela) del Canal de las Estrellas estuviese presente.
Se sintió bien y bonito eso de apoyar a alguien, directa o indirectamente. Acompañarle en su distracción, estar ahí cuando busca alejarse de lo que le agobia y sobre todo, cuando busca sentirse menos solo.
Es maravilloso poner en práctica la habilidad de acompañamiento y apoyo con esos abuelos tan tercos y creativos. Es sin duda uno de los aspectos que más me está gustando de hacer servicio comunitario.
Aunque no quería hacer servicio ahí y mis ánimos iniciales no eran los mejores, esos abuelos me han hecho sentir tan cómoda en su compañía que he tenido que tragarme mis palabras y mis quejas iniciales, pues he de admitir que trabajar con ellos es una de las experiencias más significativas que he vivido desde que comencé a estudiar Psicología, sé que voy a extrañarlos cuando tenga que despedirme.
Y si bien solemos llevar actividades dinámicas y manualidades para distraerlos, son esos pequeños detalles los que hacen que ellos salgan de su monotonía, que se sientan contentos, competitivos, cómodos y ligeros, como si nada les molestara porque justo en ese momento, es así.
Por lo que para finalizar, más que sugerirles, les animo a aportar un granito de arena en la vida de otros, tan seguido como les sea posible, para contribuir a su felicidad, a los buenos recuerdos, y por supuesto, agreguen granitos de arena a sus vidas también.
Gracias por leerme.
Feliz día, tarde o noche, dependiendo de dónde estén.
Éxitos en todo, nos estamos leyendo.
Lo que yo he aprendido y desde el punto de vista de nuestra carrera: No es con quien trabajas, sino lo que trabajas y los cambios que se logran.
A veces nos predisponemos a ciertas cosas hasta por nuestra misma desmotivación, pero no es hasta que las cosas no salen como lo pensábamos que empezamos a abrir los ojos.
Yo amo lo que puedo hacer en la vida de alguien más y eso es lo que me debe importar. Y de las cosas que hemos aprendido en este poco tiempo que llevamos ahí, por lo menos desde mi punto de vista es que ayudar a alguien más me puede ayudar a mí, porque a pesar de las dificultades para cumplir con este trabajo, solo de mejorarles el día a ellos me hace olvidar de lo que malo que pude haber pasado yo en ese día.
Amé tu post y me hubiese encantado ver el rostro de esa persona luego de que en su día apareciera un rayito de luz.
Tus palabras, simplemente preciosas y tan acertadas que no tengo más nada que agregar.
Ya no solo creo sino afirmo que trabajar allí nos ha cambiado -para bien- y ayudado un montón, nos ha hecho crecer otro poco como personas y como profesionales. Les agradezco eso.
Posdata:
Te extraño, vuelve -y mejorate- pronto :(
Ser creativa sin ti es difícil.
Que bonita experiencia estas viviendo, se que al principio puede ser fastidioso hacer servicio comunitario, pero luego te das cuenta que te llena más de lo que habías pensado. Bonito post!
¡Tal cual! Uno empieza pensando que será una carga más pero la cosa cambia, ahora es algo que disfruto y sé que extrañaré su compañía cuando todo termine.
Gracias a ti por el apoyo.