Estoy de acuerdo, la clave está en salirnos del ego y, al hacerlo, lo envolvemos, de forma que nos convertimos en los artífices de nuestros actos, logrando percibir el miedo como una parte de un juego que no es nuestro, sino de ese ego.
Y sí, es agradable desde esta perspectiva, amiga.
¡Saludos!