Ser maestro es un privilegio.
Yo tuve un atisbo de ese privilegio el año pasado, o el otro. Tuve a cargo la clase de inglés de alumnos del último año de primaria en un colegio católico de un barrio humilde, periférico, de esta hermosa ciudad del sur. Es realmente un placer participar de la educación de los niños. Y también puede ser un incordio. Un coñazo, como decís vosotros.
Felicitaciones, maestro. Espero que sigamos en contacto.
Muchas gracias por tu comentario @gregario. Efectivamente me considero un privilegiado por poder trabajar en lo que me gusta. Seguro que coincidimos por aquí :)
Un buen maestro disfruta al máximo de su trabajo.
Saludos.
El hijo le responde: - Sí