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Hace un par de años atrás, en los pasillos de la Universidad Rafael Belloso Chacín (Urbe), mi casa de estudios universitarios, mantenía con mis amigos durante horas, conversaciones referente a la fuga de talento, que para esos tiempos del 2012, no eran tan drástica como la vivida hoy en día, definiendo esa fuga de talentos como presonas que emigraban a diferentes partes del mundo, donde su talento, prefesionalismo y responsabilidad iban a servir de ayuda para el progreso y la superación de una nación. Palabras más, palabras menos, iban a ejercer su profesión en el extranjero, con ofertas de trabajos tan interesantes que rechazarlas ponía en dudas un buen proceso cognitivo.
Hoy en día, el talento ha dejado de fugarse, ha pasado a estarse fundiendo, ya no es el extranjero quien lo llama, sino es él quien sale a llamar a la puerta del extranjero, ya no es primeramente y primordialmente ofreciendo su talento y profesión, sino que, ya es una persona que dignamente va a hacer de todo, lo que se necesite, para progresar y superar las metas planteadas, pues en su bella Tierra, la que lo vio nacer, no brinda las condiciones para vivir estable, para formar y para tener una buena salud mental, por infidades de asuntos humanos y políticos que no vale ya la pena dar a conocer.
Muchos Venezolanos emprenden un viaje a la aventura, acompañados de la bendición de sus padres y los buenos deseos de sus familiares y amistades, dejando puestos de trabajos que a lo largo de la vida han perfeccionado y a los que se han encariñado, pero que ya lamentablemente no da basto para sus necesidades. En los aeropuertos y terminales de viajes, se ha hecho costumbre, la mirada de las personas con los ojos rojos e inchados de tanto llanto, porque dejan a la mujer de sus amores, a su amada tierra, a su preciosa Venezuela.
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Tengo 8 años ejerciendo la educación en valores, formando jóvenes para la vida, para el presente y el futuro; apasionado por la docencia, enamorado de la práctica de enseñanza y aprendizaje y de todos los escenarios que se presentan a diario por las distintas realidades que viven los estudiantes, generando muchas emociones y sentimientos. Pero eso ya llegó a un punto donde no es suficiente, pues me llena de mucho amor y satisfacción, pero no llena ya mi hogar de las cosas necesarias para vivir estable, para progresar, a mediadas apenas alcanza para comida, comida que se hace cada vez más difícil conseguirla, obtenerla.
Por tanto, ha llegado la hora de decidir, de pensar, como ya de hecho lo he venido realizando durante largas horas, como por ejemplo en estos momentos cuando son las 3am, que podría estar durmiendo, descansando el cuerpo para gastar bastante energías con mis estudiantes que me esperan muy entusiasmados a diario para que, con mis ocurrencias y enseñanzas llegue a alegrarlos; ha llegado el momento de pensar los posibles escenarios, de ser un Talento Productivo, una Fuga de Talento o un Talento Fundido.
¿Qué haré? No lo sé, por eso es que... Ésto tiene continuación.
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