Los sonidos de los pasos producidos por aquel zapato de tacón penetran mis oídos, pronto se abrirá la puerta y un alguien cruzara por aquel umbral. Ya tengo información sobre quien soy, se mi nombre y algunos cosas relacionas con mi trabajo, aun no sé por qué estoy aquí, pero es fácil imaginar que algo tiene que ver con mi trabajo.
-se abre la puerta y se enciende una bombilla de 40 watts-
-si-
-¿tienes miedo?
-…
-Empecemos, ¿cuál es tu nombre?
-Yo soy Sergio Carvajal y trabajo en el departamento de difusión e información de una compañía
-¿Compañía?
Ambos se Mantienen en silencio por un par de segundos mientras los ojos de un alguien miran fijamente su rostro, su voz tozuda emite sonidos mientas su expresión facial se mantiene inerte, inexpresiva. Pequeños movimientos de labios acompaña el sonido que sale de su boca, al ver a sus ojos no siento nada como si estuviera hueco, sin alma.
-Muy bien Sergio, me gusta como avanzas. Ahora dime ¿Quién soy yo y por qué estás aquí?
-No lo sé, no sé quién eres ni porque estoy aquí
-Sergio no me hagas enfadar, no me gusta cómo me pongo, no quiero que la señora marta tenga que limpiar tu desastre
Sergio lo mira, mientras un alguien se arremanga la camisa blanca y da unos 3 pasos hacia atrás, un reloj negro con correa de cuero y arreglos plateados se deja ver en la muñeca derecha de un alguien.
Un alguien Levanta su brazo a la altura de sus orejas y rápidamente saca un cigarrillo, se lleva la mano izquierda al bolsillo y saca un encendedor dorado con una estrella roja, algo está escrito debajo de ella, pero se encuentra muy lejos para verlo. -Un alguien coloca el cigarrillo en su boca -.
-¿Fumas?
-Si
-Sienten al Señor Sergio
Pareciera que no hablase con nadie, pero inmediatamente entraron dos hombres vestidos de blanco quitaron mis amarres y me dejaron sentarme en una silla de metal, fría e incómoda, Un aquel saca de su bolsillo un cigarrillo el cual me ofrece, pide una silla, y la coloca frente a mí..
Al darme el cigarrillo acerca el encendedor dorado, bajo la estrella roja se logra leer, “guerra es paz” inhalo mi cigarro, siento como por mi garganta pasa ese sabor, y mis pulmones se llenan de ese buen tabaco Al exhalar mi mirada se pierde en la blanca habitación con cielorraso de cemento gris, no hay más que un cama, un par de sillas, una bombilla en el techo y una cámara en el la esquina.
-¿En que piensas? pregunta un alguien
-¿Es esto un interrogatorio?
-No, estas confesando tus crímenes
-¿Van a torturarme para que confíense?
-Sí, Es probable…Tengo que irme, otros pacientes me esperan, te dejare estos 2 cigarrillos, me he portado muy bien contigo, no me hagas hacerte un desastre.
Un alguien se levanta de la silla de metal, mientras sigue fumando su cigarrillo, camina hacia la puerta, y suavemente cierra la puerta de metal tras de él.
Me sentí tentado a tratar de abrirla, pero es probable que tras aquella puerta gris de metal se encuentren los dos hombres vestidos de blanco. Aun con la idea de escapar en mente, aquella frase que estaba escrita en el encendedor la recordaba con vital precisión, la había escuchado alguna vez. –Inhalo mi cigarrillo- era hacía ya muchos años, tendría unos 8 o 10 años mientras por una Tv aquel de la figura de cartón, de traje verde, boina roja pronunciaba un discurso, la gente aplaudía y se veía una suerte de adoración en sus caras.
Pronunciaba un discurso sobre cómo había logrado acabar con la derecha fascista, acabar contra el terrorismo con que algunos ciudadanos pretendían desestabilizar a la nación “la fuerza de las balas de impondrá, la guerra es paz” inmediatamente una ola de aplausos y alaridos casi orgásmicos se dejaban oír, he ordenado al ministerio del amor, apresar a todos aquellos que traicionaron a la patria, la purga de los opositores traidores, de la derecha burgués empieza.
No logro recordar más que eso–exhalo el humo del cigarrillo- todo se hace más borroso, no recuerdo a mis padres, Recuerdo la escuela, un edificio gris con ventanas cuadradas, usábamos uniformes verdes y boinas rojas, sé que vivía en la escuela junto a los demás niños, dormíamos en catres en un gran espacio destinado para ese fin, comíamos en una gran cantina con mesas de metal y bandejas de aluminio brillantes, limpiar mis botas, tallar mi hebilla dorada para que brille.
¿Qué habré hecho para estar aquí?
“la guerra es paz”
Inspiración: es evidente
Sergio lo mira, mientras un alguien se arremanga la camisa blanca y da unos 3 pasos hacia atrás, un reloj negro con correa de cuero y arreglos plateados se deja ver en la muñeca derecha de un alguien. @naz722
te odio