Me presente con humildad en medio de una mañana soleada, armado con mis ganas y una cámara....
Aun la abeja no confía en mis intenciones ni en el extraño aparato que sujeto en mis manos...
Intente una vez más, pero esta vez no dije nada, solo espere en silencio; deje que la brisa se calmara y la abeja se posára...
Luego de captar la majestuosidad de ese momento, me retiré lentamente dándole gracias a la abeja y sintiéndome tan afortunado como pequeño en medio del equilibrio natural.