Nos tocó cambiar las prioridades… Taparnos la boca y nada de abrazarnos.
Entonces, recordamos que los árboles no necesitan boca para hablar ni brazos para abrazar.
Nos tocó cambiar las prioridades… Taparnos la boca y nada de abrazarnos.
Entonces, recordamos que los árboles no necesitan boca para hablar ni brazos para abrazar.