A unos cuantos segundos de haber despertado al son de los rayos de luz que deja entrar la cortina, me entraron unas ganas de salir a recorrer la ciudad, y explorar un poco más este bello lugar. Hacía ya algún tiempo que no lo hacia así que no me tomó más de dos minutos arreglarme y poder salir. Aunque para cuando decidí a donde quería ir, era muy tarde y ya no alcanzaba el día. Pero no me iba a quedar con las ganas así que decidí que iríamos a Wulai. Es un pueblecito en el corazón de montañas por el que corre un río en el centro dando partida a visitas turísticas. Ya había ido en el pasado con amigas así que sabía lo que me esperaba.
Fotografía tomada por Emily Laughlin mientras Britta y yo posamos.
Para mi sorpresa al regresar, al cruzar el puente para llegar al río, vimos maquinaria pesada haciendo trabajos en el agua. Se me hizo muy raro y asumí que algo deberían de estar arreglando. El bañadero consiste en unas cuantas piscinas a lo largo del río hechas a costa de las rocas, y agua termal desviada de su cauce para llenarlas. Al llegar, las personas locales nos indicaron muy amablemente las mejores piscinas y las que tenían el agua muy caliente. Encontramos un lugar para dejar nuestras mochilas y decidimos empezar por la piscina que tenía la temperatura media, por supuesto la más cómoda para relajarse en el agua. Nos quedamos disfrutando de la vista escénica que formaban las altas montañas pues estábamos a sus pies, y nos sentíamos insignificantes. A todo esto estamos intentando ignorar las máquinas que contaminaban el río con ruido, y aceite goteado en el agua. Teniendo más que suficiente de el ruido y la muchedumbre decidimos caminar río arriba para encontrar un lugar más tranquilo.
Mientras más nos alejábamos de la gente, mejor se podían escuchar los ruidos de la naturaleza y el caudal del río parecía retumbar en las rocas de la montaña.
Al haber encontrado un lugar en donde sentarnos y disfrutar del resto del día, comimos unas cuantas frutas y después de reposar un chapuzón nos esperaba. Aquel día soleado en medio del invierno sacó mi valentía y me lancé al agua sin pensar lo fría que estaría. Y si que lo estaba, pero mucho no importó porque lo he disfrutado mil veces más.
Aquí les dejo un par de fotos que capturé aquella vez.
No importa donde vivas, siempre hay un lugar nuevo por explorar, así que no pierdas el espíritu aventurero no merece la pena dejarlo ir.
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Más posts en mi blog que están en Inglés para quien quiera leerlos, y acepto comentarios y sugerencias.
Pregunta: ¿Creen que debería escribir más en Español? Déjenmelo saber en los comentarios.
Gracias por leer.
Puedo leerlo perfectamente en inglés pero el español, también es mi lengua materna.