¡Hola querida Comunidad!
Hoy les presentaré un tour que realizamos el primer día en la ciudad de Huaraz, siendo nuestra segunda parada el pueblo de Yungay. Queda en la zona central del Callejón de Hualas y está rodeada por el nevado Huascarán.
Contarles la historia de este pueblo y el porqué de su nombre, es remontarlos al año 1970. El 31 de mayo de 1970, que para los amantes del fútbol, la relacionarán con el día en que se llevó a cabo la inauguración del mundial México 70, pero que en la mente de los peruanos no está su participación, sino la tragedia que aconteció en las profundidades del mar en el norte peruano.
Un terremoto de 7.8 grados en la escala de Richter, producido en la provincia de Ancash (en las costas de Chimbote y Casma) a las 15:25, empezó la peor desgracia en el Perú. Este sismo duró 45 segundos y se llevó la vida de 60 000 ciudadanos, de un total de 80 000, que al verse atrapados en sus domicilios o en las calles, con arenas delgadas y que en ese momento eran como las movedizas que te atrapaban y no te dejaban correr, fueron las que se llevaron la vida de miles de peruanos a nivel nacional; ya que el sismo se sintió en diversas ciudades, incluso en Lima.
Hasta allí, todos creían que la desgracia había pasado ya, pero no se imaginaron que una aún mayor se veía venir desde los nevados de Yungay.
Yungay, la ciudad enterrada
Llegar al pueblo de Yungay es una travesía hermosa, donde puedes observar al nevado Huascarán en todo su esplendor y poder divisar las más hermosas dunas y campos verdes, donde lo único que caminan son los animales de ganadería y los ríos pequeños que se formaron por el deshielo de los nevados.
Poco a poco entre la maleza y un camino un poco accidentado, llegamos a la ciudad que nos recibía con una vista imponente del nevado y con un Cristo, que se podía ver en lo alto de un monte en medio de la ciudad.
Bajamos del bus turístico y nos recibió este lugareño, que es uno de los tantos asesores que tiene el lugar, para hacernos llegar la historia de aquel día y de la tragedia ocurrida en esta ciudad.
El 31 de mayo de 1970, después de que el terremoto arrasará con el norte del Perú, se escuchó un estruendo fortísimo que provenía de la parte norte del nevado Huascarán. Se trataba de un desprendimiento de una roca gigantesca del pico del nevado y que venía cayendo a una velocidad mayor a los 200 km/hora.
El pueblo de Yungay con más de 20 000 habitantes, no pudo hacer nada para escapar. Indica aquel lugareño que era imposible correr y algunos solo se quedaron esperando su trágico final. La roca venía trayendo toneladas de tierra, lodo y nieve, escapar era solo con un milagro divino.
A los pocos minutos del terremoto, la ciudad de Yungay, había desaparecido. Solo se salvaron 300 niños, que estaban en un circo en una zona opuesta elevada y las 90 personas que estaban en el cementerio de la ciudad.
Para poder ver el daño causado, hice zoom a la fotografía que nos iba mostrando. Verla hace que se te quiebre la voz y los ojos quieran derramar alguna lágrima. Estábamos sobre un lugar, que por debajo a 20 metros, tenía a todo un pueblo enterrado.
La tierra casi estaba a la misma altura del monumento y eso fue lo que trajo consigo el alud, que sepultó a esta hermosa ciudad en el pasado.
Continuando con el recorrido nos indicaron que con el tiempo y las excavaciones se han logrado despejar solo una mínima parte del centro, pero que todo estaba sepultado aún y que seguiría así, por respeto a todo aquel habitante que yace en él.
Con las salida de un poco de tierra hoy en día, solo se puede ver una pequeña carrocería que debe haber pertenecido a alguno de los lugareños y que no quiso quedarse enterrado por completo.
Dentro de lo poco que dejó este alud, fue un ómnibus totalmente doblado y que hoy en día permanece en el centro de la ciudad. Por debajo de él, se descubrió que también había una carroza de un Volkswagen rojo.
Seguimos con el recorrido y una nubes nos anunciaban que la lluvia caería en cualquier momento. Fue así y por unos 10 minutos, todo quedó mojado por completo. Así es el clima en Huaraz y en toda la serranía peruana. También podíamos apreciar, aunque un poco oculto por las nubes, al imponente Huascarán.
Llegamos a la zona del cementerio de la ciudad, si comparamos con lo visto en la fotografía aquella, realmente fuimos capaces de comprender la magnitud del desastre.
Aquí fue donde 90 personas se salvaron, los muertos salvaron a 90 almas, que ese día estaban reunidos visitándolos.
Habían muchas divisiones y sectores en el cementerio, dos de ellos quedaron sepultados. Muchos mausoleos representan a las familias enteras que se perdieron ese día. Nadie descansa en ellos, solo fueron levantados para su recuerdo, por los familiares que llegaron de otras ciudades.
Este Cristo sigue intacto desde su colocación en lo alto del cementerio. Fue quien abrazó y brindó protección a los pocos sobrevivientes.
Desde la cima se puede apreciar todo el espacio verde y limpio, nadie puede imaginar que 49 años atrás, existió una bella ciudad.
La vista es hermosa, pero debió verse aún más bella con una ciudad colonial.
Por estas escalinatas se puede llegar a lo alto, es la única salida y entrada al camposanto.
Nos despedimos de Yungay con la plegaria, de que Dios guarde a su pueblo que nació de una tragedia y que la prevención ayude al Perú a no sufrir mayores pérdidas. Yungay se alzó a la parte contraría del Huascarán para evitar un futuro desastre.
Al momento de escribir este post, se registró un movimiento de 4.5 grados y solo me hizo pensar, que tan devastador pudo ser ese terremoto del 70, para llevarse a casi 80 000 de mis compatriotas.
¡Cuídanos siempre señor!
Y así llegamos al final de esta publicación.
...Hasta un próxima oportunidad...
Las fotos son de mi autoría,
realizadas con una cámara Samsung J8
...Hasta un próxima oportunidad...
Las fotos son de mi autoría,
realizadas con una cámara Samsung J8
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Estuve alli. ¿Eres peruana?
Sí, soy de Lima.
Yo tambien. Te voy a seguir. Ojala me sigas tambien
Qué bonita y triste historia a la vez!!
Los cielos y el paisaje se ven muy hermosos y debía ser una maravilla poder vivir allí.
La tragedia es espeluznante y muy particular que una montaña se te venga encima es algo que me resulta asombroso. Me recuerda a la tragedia de Pompeya pero aquello fue por un volcán. Enhorabuena por la publicación que me gustó muchísimo. Un saludo 😊
Muchas gracias por la apreciación. La tragedia no se pudo evitar, pero queda en el recuerdo de todos los peruanos el seguir siendo precavidos frente a los desastres y los movimientos telúricos que cada vez son más frecuentes.
Saludos.
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Excelentes fotos
Gracias por compartir tu experiencia con nosotros. Buen post.
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Saludos te mereces cada Steem que te han votado en este post y más; excelente redacción y muy buenas fotos. Gracias por mostrar un rincón del mundo que no conocía, las historias sobre Yungay ahora está guardadas en mi memoria y es posible que salgan en algunas conversaciones con mis amigos. Un abrazo y éxito.