Recordé la historias que contaba mi mamá de su papá, mi abuelo Andrés, de quien NO tenemos una sola fotografía. Me hiciste recordar la pasión con la cual mi mamá ha contado reiteradas veces anecdotas de su padre como una manera de armar y preservar un retrato oral que compense la falta de un daguerrotipo; las miles lamentaciones por las circunstancias que llevaron a que nunca se hubiera podido tomar ese "retrato" que tanto consuelo habría de darle despues de su muerte (mi mama tenía apenas 8 años cuando su papa murió). Y a mi, en lo particular me cuesta hablar de mi abuelo porque no sabiendo como lucía siquiera es como que se tratara de un abuelo imaginario. La cosas que me hiciste recordar, vale!
También recordé las historias de duendes yaguarapareros, que llevaban a los niños hasta rincones impenetrables de las haciendas de cacao donde, si tenían suerte los encontraban sus padres rodeados de matas de guaritote, pero sin un solo rasguño. Dice mi mamá que a un primo mio se lo llevaron los duendes así. Dice que le preguntó al niño con quien jugaba y el niño le respondio que se había ido con ounas sombras de sombreros muy grandes. El boca abierta que lo dejo ir, supuestamente, fui yo.
De modo, chica, que tu historia no solo esta hermosamente escrita, sino que lleva ese elemento mágico adicional que nos arropa y se queda enganchada "in the back of our minds".
Que siga produciendo esa pluma!Hermoso relato, @adncabrera. Tengo que leer los anteriores. Me puso a volar lejos y a recordar viejo.
You are viewing a single comment's thread from:
En todo caso, tu lectura es bella; triste, porque es un cuento duro que jalona tristeza, pero hermosa.
Y te lo agradezco muchísimo.Estimado @hlezama, muchos de mis cuentos están construidos con retazos de memorias ajenas que he ido juntando con la imaginación. De pequeña, fui una escuchadora de cuentos (habladora también 😂): escuchaba los que me contaban y los que no. Con los fragmentos trato de construir algo. O trato de que ellos construyan algo para mí, puede ser.