LAS ATADURAS DE JUL | FICCIÓN #ROMANCE

in #spanish7 years ago

¡Hola queridos steemians!

Hoy es un día para sonreír y dejar de tener miedo, soltar esas pesas que nos anclan y no nos permiten avanzar al siguiente nivel. Disfruten, con mucho amor.


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LAS ATADURAS DE JUL

POR IBRAHIM MENDOZA

La relajante tonada del reggae y las luces de colores en la oscuridad me calman mientras tomo un sorbo de mi bebida. Dulce y fría, la cerveza esta tan fría como mis huesos y su dulce sabor suaviza mis ansias de quedarme sin aire.

Alzo la mirada y por un momento pareciese que mis ojos fuesen un vitral, y allí es cuando me doy cuenta de que las lágrimas empiezan a salir. El sabor de esta combinación agridulce baja por mi garganta. Me seco la cara y me levanto e intento mantenerme de pie. He bebido demasiado, pero a pesar de que no estoy completamente ebrio ya siento la cabeza dando vueltas. Busco la salida pero el humo y las lágrimas no me dejan localizarla. Y es allí cuando siento una mano tomarme el brazo.

‘‘Jul’’ Me dice con ese mismo tono que siempre usa cuando intenta animarme sin parecer que lo intentara, aunque sé que ya se dio cuenta mi estado. Hago un leve movimiento de cabeza y le sonrió, pero eso fue suficiente como para exponerme. Fui demasiado obvio. ‘‘Oye, tranquilo. Estás temblando’’ Él voltea buscando no encontrar a los demás observando, aunque es poco probable ya que ellos deben estar haciendo de las suyas y pasándola mejor. ‘‘¿Recuerdas lo que hablamos?’’ Asiento y otra lágrima se me escapa.

‘‘Lo siento’’ Apenas puedo pronunciar esas palabras.

‘‘Vayámonos’’ Siento que su voz esta quebradiza además el olor del vino mezclado con cigarrillo de menta. Rompe el contacto visual y me doy cuenta de que está nervioso, estas situaciones en verdad no se le dan de la mejor forma.
Suspiro y cierro los ojos un momento. ‘‘Yo puedo hacerlo solo’’ le digo con la poca seguridad que pude recargar. ‘‘No quiero…''

Él hace caso omiso a lo que digo y sale en busca de la salida sin despedirse de nadie. Lo sigo a través de la oscuridad porque sé que es imposible que le gane en algo. Encuentro la luz que viene de los faros de la calle y abro la puerta. Veo el auto a la derecha y allí esta esperándome dentro. Camino rápidamente y entro.

‘‘¿A dónde iremos?’’ Le pregunto mientras tomo su iPod en busca de canciones,

‘‘Voy a comprar unas malteadas’’ Me dice mientras enciende un cigarrillo. Veo que su mano tiembla un poco. ‘‘A menos que quieras irte ya a casa’’

‘‘¿A esta hora?’’ Le digo ya calmado. Vaya, admiro la forma en que me hace entrar en este estado de seguridad tan rápido, de verdad que sus intentos al final salen bien.

‘‘Recuerda, los sábados está abierto las 24 horas del día’’ Enciende el auto y comienza a salir del estacionamiento del apartamento de nuestro amigo.

El camino es algo largo, la verdad es que queda a unas 5 avenidas más de donde vivimos. Durante el trayecto estamos callados escuchando nuestras canciones favoritas, cabe destacar que hay unas que otras que son muy distintas en géneros, pero así las disfrutamos. Las luces de la calle hacen que mi cabeza de vueltas al ritmo de la música. Me volteo para decirle algo.

‘‘Estoy demasiado borracho’’ Suelto con una risa.

‘‘Yo también’’ Sonríe mientras va al volante ‘‘Pero no tanto como tú, así que hoy me toca estar a cargo’’

‘‘¿Me disculpas por haberte hecho salir de la fiesta?’’ Le confieso.

‘‘Si te soy sincero, ya me quería ir’’ Me responde mientras paramos en la luz roja del semáforo… es curioso porque no hay mucho tráfico así que fácilmente pudo tragarse la luz, pero es demasiado correcto como para hacerlo. ‘‘Pensé que te sentaría mejor ir, así que la culpa es mía’’ Voltea a mirarme. ‘‘Te prometo que vas a estar bien, ¿de acuerdo?’’

Le sonrió ‘‘Ale nos va a matar por habernos ido’’ Le digo y el suelta una risa.

‘‘Yo creo que él está peor que nosotros como para que pueda lograrlo esta noche’’ Pone en marcha el auto y en el siguiente cruce ya vemos el letrero de abierto.

Siempre venimos para acá con nuestros amigos. Es el punto de encuentro de los festejos ya que hemos formado una pequeña sociedad del café y este es el mejor sitio para poder degustar unos buenos lattes. El olor familiar del café me inunda al abrir la puerta del auto, al igual que los colores de la pantalla digital con el logo de restaurante.

‘‘Una hamburguesa vendría muy bien con una malteada ¿no crees?’’ Me dice mientras sigue hacia la entrada.

‘‘Solo si esperas un buen dolor de estomago’’ Me rió y le sigo hacia dentro.

Es increíble lo iluminado que está dentro, la verdad es que me da un poco de vergüenza llegar acá y que nos vean en este estado. Somos muy notorios. Caminamos un poco a la esquina y uno de los meseros se nos acerca y nos guía hasta una mesa y toma la orden para llevar de las dos malteadas, una hamburguesa para él y unas papas fritas para mi. No tengo mucho apetito.

Juego un poco con el menú que han dejado sobre la mesa, paso mi mano por el frasco de azúcar y levanto la mirada para encontrarle observándome con una risa asomándose.

‘‘A Carla se le notaba que le gustabas mucho’’ Le digo.

‘‘Ah sí. Es muy linda’’ Me dice.

Yo le miro fijamente a los ojos ‘‘Ale me dijo que ustedes estuvieron en ya sabes… algo temprano’’ Le digo, pero al instante me retracto, no sé por qué lo dije.

‘‘Sí’’ Hace un pequeño puchero ‘‘¿Por qué Ale te diría eso’' Me pregunta con una risa que casi hace que se ahogue.

‘‘Tal vez para fastidiarme’’ Definitivamente, no controlo mis palabras. Me arrepentiré pronto de eso.

‘‘Tranquilo, habrán muchas Carlas para ti en el futuro’’ Me hace un guiño.

‘‘No lo digo por ella’’ Trago saliva. En este momento ya me he dado cuenta que la he embarrado por completo y me quedo callado, pero este silencio me hace ser demasiado obvio así que hago un intento de salvar la noche. ‘‘Tampoco es lo que…’’ Me interrumpe y mata mis ánimos de corregir lo innegable.

‘‘No te preocupes por eso que al final no hicimos nada’’ Me dice mirando por encima de mí y es cuando llega a la mesa nuestro tan esperado pedido. Toma el envase y la hamburguesa para dirigirse hasta la salida.

Una vez estando dentro del auto nuevamente nos quedamos callados sin siquiera mirar nuestra comida. Él me mira y me sonríe. ''Yo te ayudare a que este mejor. Nadie volverá a hacer daño mientras estés conmigo'' Yo solo le devuelvo una sonrisa, me encanta su voz y la manera en que me hace sentir. Es algo injusto que no sea tan constante a su lado, mientras él lo es. Creo que debe ser miedo. Volteo intentando ocultar mi enrojecimiento, tampoco es que tenemos mucha iluminación pero así reacciona mi cerebro en defensa. ''Jul'' Cierro mis ojos y trato de hacerme el dormido, pero siento sus manos correr tras mi cuello y me acerca. Es ahí cuando siento sus labios chocar contra los míos y no puedo negar responder de vuelta. Trato de separarme para buscar un poco de aire y miro directo a sus ojos oscuros.

''David. Estas borracho'' digo su nombre, es tan fuerte y dulce como su propia presencia. Tengo una expresión de batalla perdida. Porque así me siento. Fue un solo desliz y me aterra que pase luego de esto...

''Te dije que no estoy tan borracho'' Su suave mano sigue rozando los pelos detrás que apenas caen por encima de mi cuello. ''De ahora en adelante todo estará mejor'' Esta vez soy yo quien se abalanza encima de él, y no puedo evitar sentirme en las nubes luego de esto. Su presencia me despega los pies de la tierra y me hace creer que puedo volar sin siquiera tener capacidad de ellos, como en las películas. No volveré a estar atado a mis miedos.


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¿CUAL ES MI COLOR FAVORITO?
EL ORO DE LOS TONTOS

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Estoy encantado con esta historia, me gustaría seguir leyendo más de ella :)

Un abrazo.