Supongo que la mayoría de los miembros que estamos en Steem.it conocemos en mayor o menor medida qué es Blockchain y cuál es la promesa que lleva implícita, que si nos hemos encontrado en este espacio no es sólo para compartir experiencias u opiniones, es porque queremos participar de este nuevo paradigma tecnológico que nos proponen y contribuir al éxito de muchos de estos proyectos descentralizados, tan disruptivos como fascinantes. Al menos esa es la idea que yo tengo en mente. Sí, lo reconozco, soy un enamorado de la tecnología Blockchain y además ejerzo de activista declarado, siempre que encuentre a alguien predispuesto a escucharme o leerme, claro.
Como este es mi texto inaugural pretendo que sirva además de breve introducción personal y así presentarme ante todos vosotros. Y sobre todo, -y es el objetivo del relato- contaros el momento exacto en que quedé prendado de esta tecnología y cómo identifiqué “de golpe” todo el potencial que encerraba Blockchain. En cuatro palabras, “mi momento de iluminación”.
Pero para eso tenemos que remontarnos algunos años atrás, cuando trabajaba para organizaciones del tercer sector (ONG´s), en tareas de coordinación y comunicación. En esa época tuve el privilegio de participar en distintos proyectos europeos y colaborar en la implementación y desarrollo de redes de asociaciones a lo largo de UE y en otros proyectos internacionales. De ahí es de donde vengo, profesionalmente hablando, y fue desde ahí donde descubrí Bitcoin primero y las casi infinitas posibilidades de Blockchain después.
Quien no esté familiarizado con este entorno laboral diré que uno de los problemas endémicos de los entes que conforman el tercer sector son los recurrentes problemas económicos y de financiación. En las mejores ocasiones, las ideas y propuestas nuevas no tienen lugar porque no hay recursos para sufragarlas, en las peores, las actividades mínimas que dan sentido a la organización pueden colapsar por falta de medios. En este tipo de ocasiones límite, siempre existe una última esperanza, apelar a la sociedad civil en busca de donaciones o patrocinios. Pero no es tarea sencilla. Para que tu público objetivo pueda colaborar contigo, primero tienen que conocer tus necesidades, tienes que llegar a él. Así que el papel de los medios de comunicación puede ser relevante para el éxito de la campaña. Una mayor difusión a través de medios generalistas aumentan exponencialmente las posibilidades de encontrar un posible patrocinador. Y en teoría hasta aquí la labor de la organización y sus asociados. Si haces un buen trabajo, tendrás una buena recompensa, ¿no?
Pues no. Hace algunos años –bitcoin no había nacido- existía una imposibilidad manifiesta a la hora de canalizar micro donaciones. La estructura bancaria de entonces lo imposibilitaba. Si un donante pretendía domiciliarte el pago de 1 euro todos los meses, los intermediarios de la gestión se quedaban con un porcentaje insultante de la donación. Así que no había más remedio que renunciar a cientos y cientos de donantes fieles, comprometidos por la causa.
He sido testigo de esta desoladora situación en más de una ocasión y reconozco la terrible frustración que me causaba. Una organización realiza muy bien su trabajo, logra el apoyo de los medios de comunicación y son cientos y cientos de personas las que acuden a tu auxilio pero causas exógenas, imposibilitan canalizar todo ese apoyo solidario y económico ¡Una situación terriblemente injusta!
Y con esa sensación tan desagradable en el cuerpo arraigada, un día leí algo sobre bitcoin, algo así como que era especie de nueva moneda digital que permite pagos a través de internet sin intermediarios… Sonaba interesante, la verdad, así que guiado por la natural curiosidad que me caracteriza y reforzado por malas experiencias pasadas, empecé a informarme. Y tras algunos esfuerzos entendí el concepto que encerraba esta tecnología, tan maravilloso como revolucionario. Esa fue mi iluminación, porque para el caso concreto que os he mencionado –micro donaciones- resolvía todos nuestros problemas. Todos. Y abría además nuevas posibilidades de financiación. Con bitcoin, cualquier persona, en cualquier momento y en cualquier lugar podría hacernos llegar céntimos de euros… gracias a esa red descentralizada que funciona sin interrupción las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Y lo mejor de todo, nos iba a llegar la cantidad íntegra donada. REVOLUCIONARIO
A partir de este descubrimiento personal, quedé prendado con esta nueva tecnología y sus posibilidades. Ya no sólo porque Bitcoin solucionaba el problema citado, sino porque el concepto de cadena de bloques que lo sustentaba iba mucho más allá de un “simple” –entiéndanse bien las comillas- sistema de pagos descentralizado. Blockchain se podía aplicar a prácticamente todo lo que conocemos. Y no solo hablo de modelos de uso que optimicen procedimientos en la empresa privada, donde la banca, seguros, energía y otros sectores están desarrollando propuestas. Con blockchain también podemos inaugurar una nueva forma de relacionarnos con las administraciones públicas y también en nuestras relaciones personales y sociales. En cualquier situación imaginable donde podamos prescindir de entes de confianza que centralicen todas estas relaciones. Esa es la magia que nos propone Blockchain, que ahora nuestra confianza sólo tenemos que depositarla en algo tan aséptico y neutro como las matemáticas o la criptografía. Y ahí todos siempre nos vamos a poner de acuerdo. Cuesta creerlo, y es cierto que hay que romper ciertos prejuicios mentales que tenemos muy inculcados, pero cuando lo logras, cuando amplías un poco más el horizonte, vislumbras la forma de cambiar muchas de las percepciones que te rodean.
Y poco más por mi parte, en la actualidad, me sigo dedicando a la comunicación y en ocasiones elaboro artículos e informes sobre esta nueva tecnología y sus posibilidades. Y como os he dicho al principio del relato, ejerzo de activista de esta tecnología cuando puedo y me dejan. Y para mi suerte, me han dejado participar en el libro “Blockchain: La revolución industrial de Internet” publicado en mayo de 2017. Una obra coral donde distintos profesionales, de muy distintos ámbitos, contamos experiencias y propuestas donde Blockchain está o puede estar presente en el futuro. Mi capítulo, claro, está dedicado al mundo de las ONG´s y esbozo otras posibles aplicaciones más allá de los micro-pagos.
Y para finalizar una feliz coincidencia y una pregunta final. El objetivo fundamental del libro ha sido contribuir al “enriquecimiento y difusión de la comunidad blockchain de España y el mundo hispano”, es decir, para que todos nosotros –que somos muchos- podamos entender en nuestra lengua materna este nuevo paradigma tecnológico que se avecina. Crear comunidad blockchain de habla hispana para compartir experiencias y conocimientos. Así que imaginad la curiosa coincidencia de encontrarme aquí una comunidad de habla hispana que defiende la lengua de Cervantes. Pues aquí uno ganado para la causa.
Y la pregunta con la que me despido y que ha dado título a este relato. Ya conocéis “mi momento de iluminación” y la verdad es que me gustaría conocer el vuestro, así que:
¿Y tú? ¿En qué momento quedaste “iluminado” por la tecnología blockchain y sus posibilidades?
¡Buen fin de semana a todos!
Welcome to Steem @imolero I have sent you a tip
Thank you!