wow, en serio me afectó tu post. Más cierto imposible. La relación que tengo con Caracas dejó de ser una relación de amor/odio, y pasó a ser una de repulsión, aversión. Es su forma de hablar, su forma de lucir, su manera de suspirar. No es la misma de antes, ¡Jamás! y ahora tengo una añoranza enorme que me rompe el corazón.
Siempre dicen que vendrán tiempos mejores, pero lo ideal seria dejar de esperarlos para hacerlos realidad. Quizás eso sea lo que nos pueda salvar a nosotros y a la ciudad.