¿Cuántas veces has querido decir que estás deprimido/a y no lo haces porque en el fondo sabes que no es así? Simplemente estás atravesando una situación a la que no sabes hacerle frente, y eso pasará. Pero, ¿cómo sé qué es depresión y que no? ¿Sabrías reconocer la depresión si la tuvieras cerca? En tu casa, con tu pareja, con tu hermano, tu amigo?
Desde una perspectiva externa, he tenido la oportunidad de ser partícipe del desarrollo de lo que podría, en mi humildad, calificar como una patología psicológica, la cual me hace reflexionar en cuanto al crecimiento de la tasa de separaciones de pareja en la actualidad venezolana. Dejar caer el peso de un proceso tuyo y de tu pareja en la situación socioeconómica del país, ¿es justo, es lógico? Evidentemente se abren opiniones al respecto; y aquí está mi cuestionamiento del caso.
Una pareja joven, recién casada, con un bebé pequeño, que nació prematuro y amerita cuidados un poco más específicos que los que normalmente demanda un bebé. Viven en Venezuela, (sobreviven dirían muchos) no cuentan con trabajos estables que les atribuyan beneficios sociales; mantienen un negocio en casa bajo la tutela del padre de la esposa. Todo parece marchar de la mejor manera, pero cuando aparecen las vicisitudes, se tambalea la mesa que muchos hemos usado como metáfora para nuestras relaciones. Ella discute, él se molesta sin contestarle nada, hasta que en cierto punto la cosa se acalora porque ella no controla la ira que siente, aunada la frustración y capricho encerrado de no tener todo a lo que estuvo acostumbrada alguna vez, cuando era soltera, cuando eran “otros tiempos”. (Es aquí donde inicia mi cuestionamiento, si antes de casarte, obtenías lo que querías con tu trabajo, fuera cual fuera, ¿por qué ahora esperar que el hombre que se casó contigo te provea A DEMANDA Y POR OBLIGACIÓN de TUS caprichos, TUS vanidades? Si la respuesta es la situación económica, o que ahora tienes un bebé, a mis ojos no son más que excusas; vamos steemianos, estamos hablando de una mujer que jamás dependió de una quincena para comprarse ropa o comer helado; insisto, se abren opiniones al respecto. Esto solo representa el comienzo de una serie de eventos que terminan en esta mujer vaciándose la culpa de todo lo negativo que sucede a su alrededor (síntoma de depresión). Desde llorar y desarrollar conductas iracundas o tristes la mayoría de los días; hasta sentimientos de inutilidad, y perder interés actividades que la hagan feliz (incluso la actividad sexual), y culparse de cosas que ella no hizo o dijo, todo está clínicamente estudiado. Esta mujer está deprimida.
La situación empeora porque decides hablar con un tercero de la situación esperando orientación al respecto; y cuando te das cuenta del diagnóstico no sabes qué hacer; pues esta persona en cuestión es tu amiga, la hermana que la vida te regaló, la comadre; la de las fiestas y los despechos. Surge entonces la pregunta del millón: ¿qué debo hacer para ayudarla?
Conversaciones interminables donde mi mayor consejo fue y es, que tome ella misma las riendas de su vida y cese la dependencia que tiene de todas las personas que tiene en su círculo amoroso/vicioso, y se enfoque en esa personita que sí depende totalmente de ella (por ahora), se hacen menores ante la posibilidad aguda de que esto deba tratarse medicamente, ¿por qué a ella? ¿Será por su pasado? ¿Qué culpa tiene el bebé? Como persona ajena a la situación de ella con su pareja y con su padre, podría opinar que todos tienen parte de culpabilidad en la situación; y como madre que soy me ocupa más aún que quien vaya a salir perjudicado sea el niño, pero no es algo que me compete. La única opción que puede y debe ser ofrecida es asistir a una terapia con un profesional que la oriente y canalice una salida del estado depresivo en el que se encuentra.
Quise escribir con respecto a esto, porque en las redes sociales, se maneja en la actualidad un índice de conductas que debería considerarse un estado de alerta en función a la depresión. Bromas a través de fotos, videos, animaciones; todo nos está diciendo a gritos que 1 de cada 10 personas que vive riendo o compartiendo en sus perfiles esta clase de información, necesita orientación y/o tratamiento psicológico. Hoy puedo ser yo dando testimonio de una mujer que conozco desde la adolescencia y a la que he visto desarrollarse en varios aspectos de su vida, autor realizarse, pero que en otros, como este por ejemplo, está siendo vencida por una condición clínica; una que no vemos, no queremos ver, porque muchos NO consideramos la depresión como una enfermedad; pero date cuenta, la Salud Mental IMPORTA.
Mañana puede ser tu amigo, tu hermano, tu mismo. Y por el bendito miedo a la sociedad te callas, te encierras; ¿por qué callar cuando estás enfermo? ¿Por qué cuando te duele el estómago si buscas atención médica inmediata y no lo haces con la atención a tu mente? Ideológicamente se discute mucho sobre el pensamiento suicida (síntoma de la depresión), en referencia a si es un acto de cobardes o valientes. Independientemente de tu creencia, sé valiente y habla, oriéntate; quiérete, y valora la salud de tu mente para que comiences a visualizar un cambio en esa vida oscura a la que te está condenando UNA CONDICIÓN CLÍNICA, NO TÚ!
Siendo mujer venezolana, fuera del país, con mi pareja y mi hija aquí, él trabajando para poder establecernos en el extranjero, vivo la situación socioeconómica venezolana con cierta apatía; pues mi prioridad ha sido desde que mi hija nació, ofrecerle un futuro de calidad, una vida como la que mis padres me dieron cuando yo era una niña, y hasta mejor. Sin embargo, no hay ninguna apatía que te haga ciega ante la crisis por la que atravesamos; pero personalmente y en esto quiero enfatizar un poco el post, considero que depende de cada uno de nosotros cuáles sean los resultados como individuos de nuestro desarrollo a través de esta crisis. NO soy partidaria de ese argumento que cita que en las crisis vemos oportunidades, porque tengamos que aprender a moler maíz, o hacer bombillos de desarrollo endógeno; considero que las oportunidades a aprovechar en una crisis son individuales, personales, de autorrealización, crecimiento, desarrollo de tu inteligencia emocional; pues estos momentos son los que ameritan que saques lo mejor que hay en ti; como decimos nosotros mismos, que le eches pierna a la cosa y salgas pa’lante porque ya basta de calamidades. Basta de culpar a uno u otro político de tu manera de afrontar lo que la vida trae consigo a diario, y basta de encontrar excusas con nombre y apellido de tus seres queridos para atrasar tus proyectos de vida, cuando el único obstáculo eres tú, tú cobarde y asustadizo, tú cómodo y acostumbrado, tú conforme y egoísta. Responsabilízate por tu vida, tus acciones y palabras, tu presente, y tu mañana, que es más bonito y satisfactorio darte crédito a ti mismo por tus logros e incluso tus fracasos; que darle gracias a las personas a las que una vez culpaste y odiaste por tus derrotas; no seas hipócrita, sé FELIZ.