Saludos nuevos amigos Steemians, vengo hoy a mostrarles un enorme lugar que tuve el privilegio de conocer, de retratar hace unos días. Les compartiré unas fotos de este hermoso paisaje y un poco de la hermosa travesía, acompáñenme.
Si me leyeron en mi primer post seguramente vieron la imagen a continuación (cabe resaltar que todas la fotografías son de mi autoria), es una imagen que me fascina porque retrata los sueños y la maravillosa energía de Juana, ella fue la persona que nos guió hasta este hermoso lugar ubicado en la punta más saliente de la Península de Santa Helena en Ecuador: La chocolatera.
Primero quisiera contarles un poco sobre lo que fue nuestra travesía, digo nuestra pues nos aventuramos con mi pareja y dos amigos más que venian de la ciudad de Bogotá.
Salimos desde Pasto - Colombia hasta Ipiales, donde queda la frontera con Ecuador. Fue un viaje de dos horas apx y el pasaje nos costó 3,5 USD.
Tardamos 3 horas apx en pasar a migración. Cuando lo logramos, tomamos un taxi que nos llevó a la terminal ubicada a 10 min en Tulcan que nos cobró 3 USD.
Para ese momento ya eran las 6:00 am y el bus que iba directo a Guayaquil salia a las 10:30 am así que decidimos mejor hacer escala en Quito, la capital de Ecuador para aprovechar el tiempo. El bus Tulcan - Quito nos costó 7 USD y el viaje duró 5 horas, llegamos a la terminal de carcelen, allí almorzamos y cada plato costo $1,50 USD. De allí tomamos el siguiente bus que nos llevaría hasta Guayaquil, el pasaje nos costó 11 USD y fueron 8 horas de viaje.
En Guayaquil nos estaba esperando nuestra ahora querida y maravillosa Juana, una mujer llena de alegria, que con su sonrisa y buena vibra contagia al mundo. Ella amablemente nos hospedo en su hogar ubicado en Ballenitas, a dos horas de Guayaquil. Para este momento 8:00 pm apx estábamos rendidos del viaje, cabe anotar que los buses de Ecuador son sumamente cómodos lo que hizo del viaje algo más ameno.
Juana fue la mejor anfitriona que pudimos tener, yo no la conocía, ella era amiga de los amigos que venian de Bogotá, conocerla fue un privilegio. Creo definitivamente que las personas son causalidades en nuestras vidas, no sabemos cuando podemos dar o recibir un consejo que nos abrirá el cielo y nos permitirá recibir lo bello que la vida tiene para darnos, así me sentí con ella.
Dimos una pequeña vuelta por Guayaquil para estirar las piernas y a las 10:00 pm tomamos por fin el último bus que nos llevaria a Ballenitas, la playa donde vive Juanis. Caímos profundamente cansados pero estábamos emocionados y felices de estar en nuestro destino.
Fue un viaje extenso pero sabíamos que la playa siempre lo valdrá.
Juana insistió en sorprendernos con un lugar magnifico, pero cuando pisamos La chocolatera supe que se había quedado corta en su descripción, este lugar era mágico. Mi primer pensamiento estando allí, fue que el mundo no era tan grande como creíamos, de verdad me era asombroso ver como hacia poco más de 24 horas no me habia pasado por la mente estar en tal espacio, sintiéndome tan pequeña y tan grande a la vez.
Ustedes no se imaginan lo que es ver la fuerza del mar en esa magnitud. El cielo y el Oceano, pensaba en que me sentía grande, pensaba en las grandes montañas y las nubes que son más grandes y la inmensidad del azul sin fin del agua salada; en ese punto, allí, me volvía a sentir pequeña.
Fue un reencuentro con los sueños, encontraba que en 24 horas habíamos viajado muchísimo, que estábamos en un lugar donde muchas personas ni siquiera sabe que existe, que nunca se imaginarán que pueden conocer. En ese momento entendí que si creemos en algo firmemente, fácilmente podemos crearlo.
La chocolatera nos da un espacio maravilloso para reflexionar, tuvimos una caminata de 4 horas apx en el borde de la peninsula, en una esquina del mundo, hacia donde volteáramos disfrutábamos de un paisaje único. Se que me quedé corta con las imagenes, algún día regresaré a reencontrarme con este lugar, renaciendo y fluyendo con el mar.
Por último, quiero dejarles esta imagen de mi querida Juanis, ella viajará el mundo, no sabemos tal vez algún día sus miradas se crucen. Les aseguro que no la olvidarán.
Los estaré leyendo.
Besos y flores.