En el verano de 1929, el miedo se extendió por la ciudad de Dusseldorf mientras un maníaco homicida caminaba por las calles. A este asesino en particular le gustaba molestar, golpear y matar a niñas y mujeres jóvenes.
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Sólo en un día, el 23 de agosto de 1929, mató a dos chicas de cinco y catorce años y trató de violar a una mujer de 26 años.
La identidad de este monstruo era desconocida, pero la gente empezó a llamarlo "El Vampiro de Dusseldorf".
El terror promovido por el asesino estaba desgarrando la vida social de esta ciudad obrera, se impuso un toque de queda tácito cuando amigos dejaron de hablar unos con otros, los extranjeros fueron acosados y los niños fueron encerrados por sus padres.
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Peter Kurten, había sido un niño infeliz y maltratado, abusado por su padre alcohólico, que a la edad de 9 años fue introducido a los placeres grotescos de la tortura animal y la zoofilia por un vecino.
Siendo todavía un niño, ahogó a un amigo en el río Rin, el mal estaba dentro de su alma. Ya adolescente, se convirtió en un incendiario prolífico y sacrificaba ovejas, cabras y cerdos periódicamente.
El 25 de mayo de 1913, mató a su primera víctima como el Vampiro de Dusseldorf. Más asesinatos siguieron como asaltos sexuales y otros actos violentos.
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Su matanza continuaría hasta la noche del 14 de mayo de 1930, cuando una recién llegada a la ciudad, Maria Budlick, bajó de un tren en la estación de Dusseldorf. Un hombre se ofreció a enseñarle el camino a un albergue para mujeres. Budlick se negó cuando se dio cuenta de que podría ser el llamado Vampiro.
El hombre se enojó y discutió con María, en ese momento un hombre de mediana edad con modales educados apareció y ahuyento al primer hombre. Este hombre parecía inofensivo, así que cuando la invitó a su apartamento para cenar, aceptó.
Después de comer, se ofreció a acompañarla al albergue. En el camino su supuesto benefactor la llevó a la fuerza a una reserva forestal y abusó sexualmente de ella.
Al día siguiente Maria condujo a la policía al apartamento, pusieron a Kurten bajo vigilancia.
Sabiendo que su tiempo estaba contado, le dijo a su esposa que era el Vampiro de Dusseldorf, la esposa de Kurten lo informó a la policía, que lo recogió el mismo día.
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Kurten cooperó plenamente, proporcionando detalles completos de sus terribles actos. Durante su juicio, reveló en una voz baja y monótona una vida de depravación que incluía beber la sangre de sus víctimas.
Peter Kurten fue ejecutado el 2 de julio de 1931 en la prisión de Klingelputz en Colonia.