Pero no. Estos son los chiquillos del 23 porque fue el 23 de diciembre cuando decidieron dar todo de sí para los más necesitados de forma desinteresada (como lo explicaba en mi anterior post Dar y darse sin medir). Y ¿Qué mejor oportunidad que la época navideña para compartir? Para ayudar, para amar...
La Navidad es una fiesta Cristiana cuyo meollo es celebrar el nacimiento de Jesucristo y ¿Qué mejor ejemplo que Él de entrega y amor incondicional? Por eso estas fechas son una oportunidad perfecta para potenciar nuestra entrega y para reflexionar sobre lo que realmente es importante en la vida y actuar.
¿Qué hicimos el 23?
Primero ayudamos a preparar un rico almuerzo.
Después servimos y compartimos una tarde maravillosa con una de las comunas más necesitadas de la Pintana (Santiago de Chile). Realizamos juegos, repartimos premios y vimos obras de teatro de interpretadas por niños.
Lo mejor lo recibimos nosotros de esa comunidad. Ellos nos ayudaron a ver la realidad. A concientizar que hay un mundo lleno de necesidades y que nosotros somos capaces de ayudar y de causar un cambio en la vida de otras personas. Además ese día recibimos muchas muestras de gratitud y cariño por parte de ellos.
Recibimos una carta de la familia Zuñiga con dibujos y muestras de cariño.
Estoy muy contenta de haber podido reunir a mis amigos para esta actividad. Me encanta poder hacer estas cosas con el apoyo de personas tan especiales. Y por eso estoy muy agradecida con ellos. Espero que este solo sea el inicio de muchas actividades más.
¿Quiénes organizaron esta actividad?
Las mentes maestras detrás de todo esto son los integrantes de la fundación PRODEIN, sobre la que estaré hablando más a fondo en un próxomo post.
Por ahora les digo que existe mucha gente maravillosa con ganas de ayudar y hacer de este mundo 🌍 un lugar mejor.
¡Un abrazo virtual!
Fuente de la imagen del 23 de enero:
http://www.grupotortuga.com/Barrio-23-de-Enero-en-Caracas-Un
Los felicito por la iniciativa, el ser humano disfruta más de dar que al recibir, y claro que recibir ayuda no está nada mal, sobre todo si es a los niños, que bonito lo que hicieron, ojalá lo pudiesen hacer todos los años.
hermoso gesto, esa es la idea dejar esa huella donde quiera que uno este, los felicito .
Qué lindo que lo han hecho, gestos como ese son los que suman. ¡Saludos!