No es necesario evidenciar el hecho de que el hombre no vive aislado, nació para vivir en compañía de otros, por lo que le es imprescindible comunicarse; siempre ha existido esa necesidad de transmitir un mensaje, y expresarse. Fue esta misma necesidad la que dio vida al arte; desde la prehistoria los hombres contaban sus vivencias a través del arte rupestre, y se ha comenzó a desarrollar una técnica a través del estudio de la forma y los elementos de expresión.
La concepción de arte ha ido cambiando en consecuencia al contexto histórico de la época y aunque también se ha visto influenciado por las exigencias del academicismo, ha mantenido el mismo motivo: Transmitir un mensaje, expresar. Cumpliendo con la necesidad básica del hombre de comunicarse, en la que al mismo tiempo será posible una descarga de emociones.
Para hacer arte se necesita cierto grado de talento, habilidad y destreza plástica, que pueda ser complementado con un concepto. Se necesita un conocimiento plástico, un estudio de la forma, un valor estético y un manejo en la técnica, de forma que en una composición pueda evidenciarse con claridad la intención, y de la misma manera, la idea.
Concepto y obra, son dos conceptos fuertemente compenetrados que buscan conmover al espectador.
Entonces podemos definir el arte como una acción creada por el hombre, movida por el placer, con la intención de transmitir un mensaje. Expresar. Que promueve la contemplación y reflexión, provocando, en el proceso, sensaciones en el espectador.
Asimismo los artistas han evolucionado, y en función a sus propios problemas plásticos y conceptuales han ido desarrollando nuevas alternativas para expresar sus ideas, sin embargo, pese a que el manejo de un concepto es un factor importante para la creación artística, no es lo único a tomar en consideración, y ese es uno de los principales problemas del arte contemporáneo, en donde se maneja el discurso de que una obra de arte depende del concepto y el contexto histórico, transformando el valor que este tenía. En este punto se le da más importancia al discurso filosófico, que a la obra.
Ivan Lira menciona en su texto “otro arte es posible” que el arte se ha convertido en una especulación intelectual y un regodeo racionalista que abandona cada vez más, los aspectos de la intuición, el sentimiento y la creación. El arte contemporáneo carece de los aspectos sensoriales para buscar la racionalización; comenta también, que el placer estético ha cambiado de un modo radical su naturaleza, y ha pasado de ser un placer de carácter emotivo que era en un principio a un placer de carácter doctrinario y racional.
El arte en la actualidad parece haberse transformado en una simple ideología, donde todos somos artistas, y todo lo que el artista denomine como arte, es arte, incluso si se trata de la pieza más superficial y vacía. Se ha permitido que la falta de recursos plásticos, de estética e inteligencia sea valorada como arte. Esta es la fuerte crítica que hace Avelina Lesper, ella se refiere al arte actual como un fraude, un falso arte.
Y desafortunadamente tiene razón. Piezas que no transmiten nada, que no estimulan ninguna sensación, y completamente carentes de estética, pueden ser acompañadas de un texto que más o menos lo explique y acabó, esas son las obras que son expuestas en los museos hoy día; la mayoría tan pobres en todo sentido, que ni promueven la contemplación.
Tal es el caso de “When are we going to dance this evening?” una instalación del 2015 cuya temática era la fiesta, que no pudo ser compuesta por algo más que serpentinas, botellas de champañas vacías y colillas sobre el suelo, en esencia se trata del montaje de un escenario, de cómo luce todo luego de una fiesta. Esta pieza fue expuesta en una sala del museo de Arte moderno y contemporáneo en Bolazo, Italia, por los artistas Goldschmied y Chiari. Una pieza fue insípida y poco estética que me cuesta entender cuál era el objetivo. ¿Por qué eso estaba en un museo? ¿Es una especia de arte basura? Lógicamente, debido a una confusión, esta obra terminó en la basura, literalmente.
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Pero ¿de quién es la culpa, del artista creador de “obras” vacías o del espectador que las considera “arte”?
La pregunta es realmente interesante, ¿quién ha sido el que estableció qué es arte y qué no? ¿Sin contar la estética, el arte no se trataba de un asunto subjetivo, netamente relacionado a las sensaciones que genera en el espectador? ¿quién nos ha obligado a ver qué como arte? Es una concepción que se nos ha sido impuesta; en la que debemos creer que cualquier cosa exhibida en un museo, por ser exhibida en un museo tiene que ser arte. Exigen la reflexión en el espectador, les obligan a sentir, pero si este duda de la obra, lo acusan de ignorante.
Se trata de un dogma, como lo menciona Avelina Lesper en su libro, una idea impuesta que no acepta réplica, una creencia; y la crítica ya no debe analizar la obra, sino su significado y creer en él.
Dice Danto: “Las diferencias entre un objeto artístico y uno común son invisibles y eso es justamente lo que hoy debe interesar a la crítica y al espectador”.
“Que se nos pida alienar nuestra percepción para aceptar como arte algo que no demuestra valores estéticos espedirnos que mutilemos nuestra inteligencia, nuestra sensibilidad y por supuesto nuestro espíritu crítico”, complementa Lesper.
En el MoMa de San Francisco, un chico de 17 años, a modo de experimento, y en gran medida como una graciosa travesura, se le ocurrió dejar sus lentes en el suelo, sin ninguna intención en específico más que la de ver la reacción de los visitantes.
Si esos lentes hubiesen estado en el banco de un parque, o en el mostrador de un restaurante, habrían pasado completamente desapercibidos; es un objeto tan cotidiano que nadie le habría dado demasiada importancia. Pero los lentes de Khayatan no estaban en cualquier lugar, por lo que todos los que visitaron el MoMa ese día rodearon los lentes del chico para admirarlos y tratar de analizarlos, algunos hasta tomando fotografías. Y así fue como aquella inocente estafa se convirtió en la pieza de arte más polémica de la exhibición.
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El arte contemporáneo no parece demandar talento, creatividad, ni profesionalismo, cualquier cosa hecha con el menor esfuerzo o la ocurrencia, por el hecho de que se encuentre en un museo de arte contemporáneo, debe ser considerado arte; sin cuestionamientos. A final de cuentas depende de un curador, de un museo y de una estructura burocrática para existir como arte.
Para ilustrar, podemos hacer mención de la “artista” Yoko Ono -sí, entre comillas- a quien le han hecho grandes exposiciones en varios museos importantes, como lo es el MoMa o el Guggenheim de Bilbao. Me cuesta nombrar algún trabajo suya, porque cualquiera de sus obras cumple con estas características, sus pobres intentos de haikus, su film “culos”, “Smile Film”, otras piezas como “Smoke Painting”, “In for a Pieces”, o cualquiera. Todas pretenden una complejidad que no tienen; son piezas sosas y vacías, sin un gramo de talento o esfuerzo, pero vende, está en el medio y las personas se lo creen.
Y este parece ser otro ingrediente en la receta del arte contemporáneo, ya que sus obras carecen de profundidad, algunos artistas intentan realizar obras confusas, de modo que no puedan comprenderse y así catalogarse como “complejas”, aludiendo a una profundidad, una intelectualidad inexistente.
Hay un denominador común en “artistas” como Yoko Ono, y es que se toman a sí mismos demasiado en serio, al punto de que su gran autoestima desequilibra a todo el mundo. El problema aparece cuando el mundo les corresponde, tomándolos en serio y vendiéndoles como artistas, reforzando la falsa imagen que tienen de ellos mismos, y fomentando aquella mentalidad en la que si no entiendes su obra, no estás a la altura o no eres lo suficiente culto.
Con todo el repertorio de obras absurdas que tiene Yoko Ono, si tuviese un enfoque similar al que tuvo Marcel Duchamp, o Piero Mazoni en su momento, le daría una perspectiva completamente distinta a la forma en que son concebidas sus obras. Sería una fuerte e interesante crítica, con más que decir, sin embargo el principal problema es que ella realmente se cree lo que hace, e impone a que otras personas lo hagan también. Volvemos al arte como creencia.
En definitiva; los valores del arte, y sus estándares han caído en picada. El arte conceptual se ha convertido en la excusa de algunos, no para expresar, sino para hacer dinero fácil; y esperan que todos lo aceptemos y le apoyemos esa gran estafa.
Ahora, arte, puede hacer cualquiera, todo puede ser arte, sea lo que sea, solo es necesaria una buena justificación; y todas las personas que han dedicado años de estudio y ejercitación a desarrollar los conocimientos pertinentes para dominar las técnicas artistas perdieron su tiempo.
El arte más sonado ahora, el arte más famoso y el que más vende, es el arte de no tener talento.
¡Gracias por leer! Tengan un lindo día.
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