Jugaba Asad con otros niños en medio de una polvorienta calle de Alepo en Siria bajo la mirada atenta de su madre, cuando de pronto surgieron de la nada los helicópteros disparando, no le dio tiempo de esconderse, un cohete cayó cerca acabando con su vida y la de otros niños …
Caminaba Carmen por un sendero montañoso con sus padres en el Valle del Cauca, Colombia, la niña se desvío un poco del camino, pisando una mina personal, muriendo desangrada en los brazos de sus padres que no pudieron hacer nada…
En una aldea entre las ciudades de Borno y Yobe, Nigeria un grupo armado irregular, irrumpe en mitad de la noche secuestrando a las niñas y matando a los que se oponían, entre ellos ocho niños…
Historias como esta se producen a diario en los cinco continentes, donde la gran mayoría de las víctimas son civiles y donde los más perjudicados de una u otra forma son los niños. Expuestos a una violencia física, emocional y sexual que traspasa su entender y destrozan sus mundos, socavando de manera permanente las vidas de los que logran sobrevivir.
En vísperas de navidad no dejo de pensar en estos seres inocentes , sin pecado alguno, víctimas de conflictos internos e internacionales que ellos no comprenden y que les niega la posibilidad de la vida misma.
Nos desgarra el corazón pensar que para ellos no habrá regalos, una cena digna, un compartir familiar, un abrazo con los amigos. No habrá nada de eso, solo miedo de que los secuestren en mitad de la noche, temor a las bombas y donde los sonidos de los disparos les produzcan trastornos en el sueño, dolores y ataques de pánico.
Pensar que el solo amanecer sin ser heridos y mutilados, secuestrados o desaparecidos, que tener algo para saciar su hambre y un poco de agua para calmar su sed, eso en si ya es para ellos una gran victoria, pues viven en el límite de la vida y la muerte.
Yo creo firmemente que esta situación se puede revertir, que debemos encontrar la manera de crear conciencia en los políticos , verdaderos mercaderes de estas guerras entre hermanos .
Conciencia para dejar de producir armas , de crear conflictos étnicos y religiosos que no conducen a nada, solo a la muerte y destrucción de los pueblos y utilizar estos recursos para compensar de alguna manera el daño que ya se ha causado.
Así que en esta navidad rezare y pediré que acaben las agresiones en contra de todos los niños del mundo y puedan disfrutar su niñez como debe ser, jugando libres y sanos, que gocen de educación y alimentación adecuadas al lado de sus seres queridos.
Ese va a ser mi mayor deseo.
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Sin duda la guerra no discrimina y toca a todos!! hasta a los que están lejos!!