El hall de entrada
Es inconmensurable el placer intelectual que se siente cuando ves hechos realidad los planos que dibujaste línea por línea y detalle por detalle, imaginando exactamente igual a como han quedado construidos. Creo que tanto los arquitectos como los albañiles están muy mal pagados si comparamos por ejemplo con los chicos en calzoncillos dando patadas a un balón, por mucho que digan que se hace arte metiendo un gol entre cientos de patadas fallidas.