Durante la primera, donde las flores eran tan hermosas como la sonrisa de un bebe y el viento jugaba con tu cabello de la misma manera que el océano lo hace con las olas, olvidaste la tormenta y todos sus efectos. No había nada más en tu mente que felicidad y calma. Todo estaba totalmente claro como el amanecer y el atardecer, que no tenias razones para más preocupaciones porque estabas segura de ti misma y de lo que querías.