Insisto; creo en esta oración, porque se hace desde la transparencia, desde la inocente voz que galopa a la velocidad del querer, del amar, que gravita en la pureza y en la felicidad. En ese espacio tan especial donde se dejan las cargas pesadas, donde se encuentran las emociones.
Porque en mi país los venezolanos en su mayoría andamos buscando. Ya no basta con ser la apuesta de vida que por años construimos. Aquí hay médicos que apenas comen, científicos que no lo hacen; y hay millones que tampoco.
Los venezolanos andamos en la búsqueda de algo, mientras estos niños lo descubren en Jesús, en el Santísimo Sacramento del Altar. Porque allí está la esperanza.
Los venezolanos lo buscan en el semáforo, pero cambia de luz más rápido que antes, y les queda el sol, el asfalto, el peligro. Se les va el aire fresco, el que pudo haber tocado su brazo, se les va la indiferencia de la caja que rueda y se esconde para no padecer de filantropía. Se va quien será juzgado como culpable por no dar.
¿Seguimos buscando?
¿Vale la pena?
¿Cuando nos convenceremos todos que debemos avanzar juntos al cambio del semáforo?
Soy Católico, y pertenezco a la hermandad de Emaus, pero, vivo en un país que obliga llorar, cantar, beber, disfrutar, por razones infinitas. Pero cuando vi esto, me toca decir gracias. Gracias a Dios, gracias al Padre Edher por tomar la iniciativa de que los niños se acercaran a Jesús Sacramentado, gracias al Padre Gilberto por las fotografías tomada en el preciso momento, ya que estos niños dispararon en mí; destellos de sonrisas.
Escrito por Jhon A. Romero.-
Excelente reflexión, es necesario encontrar el camino que ilumine la vida de este país. Saludos amigo