Entre sus producciones de corte histórico, destaca VIDA DEL VALIENTE CIUDADANO GENERAL EZEQUIEL ZAMORA, cuya primera edición data de 1898. Reeditada por la Oficina Central de Información (O.C.I.) en 1975 bajo la gestión del presidente constitucional Carlos Andrés Pérez Rodríguez.
La obra fue escrita y editada por cuenta del Estado con el deliberado propòsito de enaltecer la memoria del biografiado, notoria figura del “Guzmancismo armado” (1846) y malogrado prócer de la “Guerra Federal” (1859-1863). Surgió por expreso encargo del Presidente Constitucional del Estado Miranda, Gral. Ignacio Andrade, dedicada al Partido Liberal de Venezuela, según decreto dado y firmado en Villa de Cura, entonces capital del estado en mención, el 10 de diciembre de 1896.
Una relación de especial cercanía ligó a Ezequiel Zamora Correa, investido con la jerarquía de Gral. en Jefe de la rebelión popular de 1846, y un personaje identificado con el nombre de Manuel Ibarra, a quien aquél nombró su Edecán y Jefe de Estado Mayor con el grado de coronel, cosa reveladora de la extrema confianza en él depositada por quien le honró con tal designación.
Villanueva –y aquí entramos en materia de fondo–, afirma tajantemente, en sorprendente vacío de evidencias, que Manuel Ibarra era hijo del Coronel Ibarra, Ilustre Prócer de la Independencia y hermano de Doña Sinforosa Mendía de Maucó.[1]
Algunas interrogantes forzosamente salen al paso para quienes nos ejercitamos en la facultad de discernimiento: ¿Por qué el padre de Manuel Ibarra debía ser un militar? ¿Por qué no un civil? ¿Por qué un Ilustre Prócer de la Independencia y no un adversario de ella? ¿A cuál Coronel Ibarra alude Villanueva? ¿Por qué omite la fuente de la cual obtuvo el dato en mención? ¿Por qué no da a conocer el nombre de pila del dicho Ilustre Prócer? ¿Se trata de una involuntaria omisión? ¿De un ríspido olvido? ¿Quizá de una mera equivocación imputable exclusivamente a la impericia del biógrafo?
Es útil precisar, siguiendo al historiador español Julio Aróstegui Sánchez, que la historia tiene una connotación definitoria inexcusable: su necesario contenido de verdad. Una historia cuya verdad puede ser negada pasa a ser necesariamente ilegítima.[2]
Del paciente y escrupuloso examen de fuentes documentales que años ha venimos trabajando, desprende que el padre de Manuel Ibarra fue en realidad don Julián Francisco de Ibarra. Ninguna jerarquía militar exhibió ni con mucho resaltó por Ilustre Prócer de la Independencia venezolana, como sugiere Villanueva. Antes, por lo contrario, ostentó el cargo de Intendente del Ejército Expedicionario Pacificador de Costa Firme al mando del militar español realista don Pablo Morillo, como será en lo sucesivo firmemente demostrado con respaldo de fuentes de primera mano.
Don Julián Francisco Ibarra, viudo, y en virtud de tener a la España por su lugar de naturaleza, suplicó carta de soltería y libertad en Venezuela, con certificación de testigos, para contraer matrimonio con doña María Josefa de Valenciano Ríos Sánchez. Hízolo ante las autoridades eclesiásticas por intermedio de don Juan Farías de Saldarriaga el 29 de octubre de 1819. Aparece la pretendida en el expediente por nativa de La Victoria, Aragua.[3]
Don Juan Francisco Mendivil, uno de los testigos presentados por el suplicante, declaró conocer a su presentante de vista, trato y comunicación habrá el espacio de seis años en la Villa y corte de Madrid: que cuando lo conoció allí ya estaba en estado de viudedad.
Don Manuel García de Luna, teniente coronel de los Reales Ejércitos de Su Majestad El Rey, depuso que conocía a don Julián Francisco Ibarra de vista, trato y comunicación ha el espacio de dos años y que su presentante era natural de Bilbao, provincia y territorio histórico de Vizcaya, en los reinos de España.
El señor brigadier don Juan Bautista Pardo, Capitán general interino de estas provincias, dio a conocer la identidad de la viuda de don Julián Francisco: Doña María del Carmen Miranda, fallecida en la ciudad de Sajosa, Extremadura, tres años antes de venir la expedición a esta provincia.
El 3 de noviembre de 1819, el Señor Provisor Dr. Manuel Vicente Maya, encargado del gobierno del Arzobispado por disposición del militar y marino español don Pablo Morillo, declaró al dicho don Julián Francisco de Ibarra libre y expedito para que pueda llevar a efecto su convenido matrimonio.
Mediante comunicación enviada al cura de La Victoria, desde el Cuartel general del Tinaco (Cojedes), el Pbro. Don Manuel Ortiz, Canónigo por Su Majestad, Capellán Mayor Vicario del Ejército Expedicionario Pacificador de Costa Firme, fechada el 20 de octubre de 1819, en obedecimiento a la autorización del Provisor, facultó al referido cura para realizar el desposorio:
El Venerable Cura del pueblo de La Victoria, o en su defecto lugarteniente, podrá presenciar el matrimonio que desea contraer don Julián Francisco de Ibarra, Intendente del Ejército Expedicionario Pacificador de Costa Firme, con doña María Josefa Iñurrategui, vecina de este pueblo y viuda de don Manuel Mendía, pues para el caso doy mi facultad, advirtiendo que los documentos que justifican la libertad del dicho señor Ibarra reposan en mi poder, sirviéndose el dicho Cura avisarme luego que se haya celebrado el matrimonio.
Manuel María Ibarra Ríos, que fue así el nombre completo de Manuel Ibarra, Edecán del Gral. Ezequiel Zamora Correa, murió en el crecido río Tiznados (Guárico), al decir de Villanueva, intentando huir del fragor de la batalla de Laguna de Piedras el 29 de septiembre de 1846. Allí se ahogaron –asevera-, Manuel Ibarra y como ochenta más de tropa.[5] La aserción reprodúcela repetida el cronista Landaeta Rosales. Lo propio el historiador Brito Figueroa, y otros autores de igual o menor nombradía.
El 10 de agosto del 46, quizá sin tener todavía certeza de la muerte de su hijo, doña María Josefa de Valenciano Ríos Sánchez, quien solía usar exclusivamente el segundo apellido de su padre, confirió poder especial en Villa de Cura, por ante el Registrador José Jaén. En primer lugar, a Juan Maucò, su yerno; y, en segundo, a su primo consanguíneo, el Dr. José Manuel García Correa (uno de los pocos líderes intelectuales del Partido Liberal y primo hermano de Ezequiel Zamora), quien para el 10 de octubre del año anterior fungía de llameante y controversial Juez Presidente del Tribunal Mercantil de Caracas.
El testimonio de la poderdante muy claro fue en sus propósitos:
María Josefa Iñurrategui de este vecindario, autorizada competentemente por el tribunal para administrar sus bienes, confiere poder especial en primer lugar al señor Juan Maucò y en segundo al señor Dr. José Manuel García para que representándola en los tribunales y demás oficinas del Estado, cobre a éste todas las cantidades que se le deban ya por su propio derecho ya como única heredera de su legítimo padre el señor Pedro Iñurrategui, con arreglo al tratado de reconocimiento y amistad celebrado entre Venezuela y España y cobrar de quien corresponda las porciones de todo aquello que se le quedó adeudando a su difunto marido señor Julián Ibarra como intendente del ejército expedicionario que obró sobre costa firme y la cual pertenece a su legítimo hijo Manuel María Ibarra, y para que reclamen y perciban a su tiempo los vales que el gobierno despache a su favor; todo lo cual harán con sujeción a las leyes sin ninguna limitación, pudiendo sustituir este poder en una o más personas según lo juzgue conveniente. El Alcalde en ejercicio que suscribe certifica: que conoce a la poderdante y que este acto ha pasado en su presencia. San Luis de Cura Agosto diez de mil ochocientos cuarenta y siete=El Alcalde Nicomedes Brizuela=La poderdante M. Iñurrategui. Fue leído y firmado por la otorgante ante mí y de los señores Ramón Escobar y Manuel Zumosa vecinos. Cura ut supra..<[6]
¿Historia objetiva, veraz e imparcial? La verdad histórica debe ser no menos sagrada que la religión,[7] recita el propio Villanueva siguiendo a Napoleón III. ¡Qué ironía!
Así las cosas, imposible es oponer resistencia a percibir, conocida como es del biógrafo de Zamora su lealtad política al partido liberal, una falsificación historiográfica impulsada, en mi ver, por dos propósitos emparentados:
- Ungir la revolución de 1846 –como a las matazones posteriores–, con el halo homérico que la historia romántica, menos perceptiva que sensual, ha pretendido con persistencia amantillar la guerra de Independencia venezolana y sus actores; y,
- Contribuir –no sin dejar de echar mano a personajes extintos bajo riesgo del olvido popular–, con la construcción de un sistema de símbolos y creencias partidaristas afincadas en la figura militar y la fuerza, cual binomio expedito de solución a los conflictos políticos internos, muy a pesar del discurso teórico de la paz. Todo en provecho del Liberalismo Amarillo que, unificado, y tenida entonces bajo férreo control la estructura de poder interno, motivó, protegió y proveyó a sus plumistas el respaldo económico y propagandístico requerido para dar lustre al proyecto nacional liberal.
Resulta una verdad inobjetable, glosando a Enrique Bernardo Núñez, que la historia enteca o amañada, o cubierta de afeites, iza velas y suelta presurosamente amarras al primer amago de viento banderizo.
NOTAS Y REFERENCIAS
[1] VILLANUEVA, Laureano: VIDA DEL VALIENTE CIUDADANO GENERAL EZEQUIEL ZAMORA. Caracas, Oficina Central de Información (O.C.I.), 1975. p. 119.
[2] Disponible en línea file:///C:/Users/Jhonny%20H/Downloads/Dialnet-MemoriaMemoriaHistoricaEHistoriografia-1166005.pdf Consultado 18 de octubre de 2017.
[3] FamilySearch Venezuela, Catholic Church Records, 1577-1995 Distrito Federal Caracas Arquidiócesis de Caracas Expedientes y dispensas matrimoniales 1819-1820. Img. 1815.
[4] FamilySearch Venezuela, Catholic Church Records, 1577-1995 Distrito Federal Caracas Arquidiócesis de Caracas Expedientes y dispensas matrimoniales 1819-1820. Img. 2640.
[5] VILLANUEVA, Laureano: Ob. Cit. p. 137.
[6] Archivo del Registro Subalterno del Municipio Zamora del Estado Aragua. Protocolo de poderes. Nº 12. Año 1847. fs. 3 Vto-4 (Subrayado nuestro)
[7] VILLANUEVA, Laureano: Ob. Cit. p. 201.
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