Tu relato,@rubendariogil, que percibo entre la ficción y la autobiográfía, abate, en gran medida. Tiene una fuerza discursiva (por lo emocional, lo irónico, lo crudo e, incluso repulsivo) que nos conmueve. Esa reflexión vívida sobre los trastornos de la vida y la inminencia de la muerte lo hacen de una hiriente belleza (Dice el poeta Armando Rojas Guardia: "Yo que supe de la vieja herida..."). Muchas partes me cautivaron, como la frase: "hay misterios que desdibujan la cercanía de Dios". Gracias por compartir tu texto.
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Viejas heridas que no sanan, que están allí bailando solas, tocando su propia música, desangrándose sin uno mirarlas. Viejas heridas de cobijan el alma y nos acercan a Dios.