A sus casi 60 años ha descubierto que sentarse frente a la biblioteca lo relaja, que los libros le generan una paz desconocida, aunque no ha leído la mayoría de ellos. Por eso cada semana compra algunos en los remates de librerías haciendo su lugar un rincón de libros apilados.
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Es una manera de acumular riqueza y sabiduria.
Gracias por leerme.