En aquel pequeño poblado, un grupo de jóvenes vigorosos y en la flor de la vida, hacían cualquier cosa que se les ocurría para pasar el día. Valentin era un señor de un poco mas de 60 años, de abundante barba y de mal vestir, tenia un ojo completamente blanco a causa de una nube que le ocasiono la perdida del mismo, vivía solo en un rancho a las afueras del caserío, su mala manera de vivir lo habían convertido en un alcohólico,era malhumorado y no soportaba a este grupo de muchachos que no se detenían a la hora de meterse con el. Cada vez que lo veían venir le susurraban cosas y lo chuleaban, el viejo en su rabia los correteaba con un machete que siempre cargaba encima, sus padres y abuelos siempre les llamaban la atención a los jóvenes para que respetaran a valentin que a pesar de ser un borracho no se metía con nadie. Los jóvenes aprovechaban cuando el anciano salia de su rancho para meterse dentro y le alborotaban todo lo que había, si tenia cambures se los quitaban,luego se marchaban dejando todo hecho un desastre. En muchas oportunidades colocaban espinas tapadas con monte seco por el camino que transitaba el anciano para que este cuando pasara ebrio se cayera encima de ellas. Un buen día revisando el rancho de valentin , los jóvenes encontraron en la parte de atrás , debajo de un viejo fogón , un altar con varios santos, a lo que ellos dedujeron que el viejo practicaba la brujería y de inmediato decidieron pegarle candela al mismo, sin medir las consecuencias y el triste desenlace que les deparaba, decidieron hacerlo en la noche cuando el anciano durmiera. Eran las 10 de la noche de aquel fatídico día, los jóvenes llegaron al sitio para quemar el altar como habían acordado, el anciano dormía profundamente productos de las copas que había bebido, encendieron una antorcha y la lanzaron hacia el altar, el fuego empezó a propagarse sin control, los jóvenes al ver que las llamas crecían rápidamente trataron de contenerlas pero fue imposible, llamaron al anciano muchas veces, con gritos de pánico y desesperación pero todo fue en vano el anciano dormía profundamente. El fuego logro consumir todo el rancho, esa noche fue solo llanto y desolación, al ver como unos tontos juegos de juventud habían terminado en una tragedia, cobrando la vida de una persona inocente. Los padres de los jóvenes lograron cuadrar todo para que pareciera un accidente, hicieron creer que el anciano en sus borracheras había dejado el fogón encendido y esto había ocasionado el incendio que acabo con su vida, todo el mundo lo creyó, pero para los jóvenes nunca fue igual, se separaron, todos tomaron caminos diferentes, pero el recuerdo de valentin los atormenta y no los deja vivir . Cuando somos jóvenes no medimos las consecuencias de nuestros actos, solo queremos comernos al mundo y terminamos marcando nuestras las vidas y la de nuestros seres queridos.
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